jueves, 21 de octubre de 2010

RENÉE RICHARDS. Hay una chica en mi cuerpo

Richard Raskind nació el 19 de agosto de 1934 en Nueva York y desde su niñez se interesó por el tenis, incluso capitaneando equipos escolares.
Luego de servir a la Marina de su país comenzó sus estudios que lo llevarían a recibirse de oftalmólogo.
Pero un profundo debate interno lo consumía, porque él quería ser mujer, se sentía mujer.
A los 26 años armó una cita para una operación de reasignación de sexo, pero se arrepintió y abandonó la idea. Momentáneamente.

En medio de ese tumulto, se casó, tuvo un hijo y se dedicó a su profesión.
Años después habló de esa etapa: “Mi vida era dominada por una conducta anormal. Aun más cuando me casé. La vacilación entre masculinidad y femineidad parecía perpetuarse”.

En 1975 puso fin al engaño consigo mismo y se operó. Allí nació Renée Richards.
El oftalmólogo se convirtió en la oftalmóloga y a los 31 años comenzó a incursionar en el circuito femenino de tenis.
En 1976, la Asociación de su país le prohibió participar del Abierto de Estados Unidos pero ella llevó el caso al Tribunal Supremo que falló a su favor.
Se abría una enorme puerta para que pasasen por ella las personas que luchaban contra los discriminadores.

El 13 de noviembre de 1977 se jugó la final del torneo Abierto del Río de la Plata en el Buenos Aires Lawn Tenis. Y Renée Richards le ganó a la argentina Ivanna Madruga 4-6, 6-2 y 6-2.

En 1978 llegó a la final del Abierto de Estados Unidos perdiendo ante Chris Evert.
Sus últimos partidos como jugadora se alternaron con la tarea de entrenar a su amiga Martina Navratilova hasta 1982.

Richard Raskind fue para siempre Renée Richards.

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