Desde niño sus rasgos de gigante marcaron diferencias de todo tipo. Afectado de la enfermedad de la acromegalia, a los 16 años ya medía 2 metros 17 centímetros. El pesar de las incomodidades diarias halló un poco de sosiego cuando empezó a practicar básquetbol de la mano de Oscar Rozanovich que lo llevó al Hindú Club de Resistencia, Chaco.
González era una roca gigante a la que había que esculpir, darle forma, enseñarle todos los secretos de uno de los deportes más complejos.
Las indudables carencias técnicas y la lentitud de traslado fueron suplidas por esa altura descomunal (llegó a los 2 metros 32 centímetros) que le abrió las puertas de la Liga Nacional.
Jugó en Sport Club de Cañada de Gómez y en Gimnasia y Esgrima La Plata. Durante tres años vistió la casaca de la Selección Nacional.
Fue el primer basquetbolista argentino en figurar en el draft de la NBA en 1988, atraido por Atlanta Hawks. Lo tuvieron a prueba pero no pudieron transformarlo en un deportista de elite.
Cuando se terminó el básquet en su vida, arribó al circo de la lucha libre profesional de Estados Unidos. Luego de un año de entrenamientos, González debutó en mayo de 1990 bajo el pseudónimo de “El Gigante” (vaya originalidad).
Llegó a participar de un capítulo de la serie Baywatch, famosa por la presencia de Pamela Anderson.
Hizo esporádicas apariciones en series televisivas, pero comenzaron a aparecer los problemas de salud y debió retirarse de la lucha libre.
Volvió a Argentina en 1995 y soportando enfermedades y abandonos se quedó a vivir en su Formosa natal.
Y esta tarde, a los 44 años, se despidió pronto de la vida.
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