martes, 1 de diciembre de 2009

UN SUEÑO EN VERDE Y BLANCO

Cuando Bob Beamon realizó su salto inmortal de 8 metros 90 en los Juegos Olímpicos de México en 1968, el mundo se quedó con la boca abierta del asombro: nadie iba a superar ese registro en los siguientes 22 años. Ni el propio Beamon estaría cerca de aquella marca sobrenatural.
Sobre ese salto se realizaron diversos estudios: uno de ellos descubrió que hay instantes en que los deportistas llegan al súmmum.
Muchos denominan a este fenómeno como “The zone”, que es un estado ideal absoluto para realizar una actividad, pues se trata de un punto en el que no hay pensamientos negativos y toda la atención, la concentración y los músculos se hallan en una situación óptima.

En ese estado se encuentra el Banfield de Falcioni.
Está próximo a saltar los 8 metros 90.

¿Hay factores más mundanos que expliquen semejante campaña?
Por supuesto que sí.
No hay misterios, sólo se trata de hilar dos o tres ideas consistentes.
Primero: se defiende muy bien y a partir de la tranquilidad del cero en su arco abre las alas para volar hacia el arco ajeno.
Le tuvieron que hacer dos golazos desde afuera del área (Verón y Gandín) para vulnerar alguna vez su arco en las últimas seis fechas.
Segundo: Juega en equipo, solidariamente, no se deja engañar con espejitos de colores.
Lucchetti está maduro y solvente.
Los cuatro defensores no tienen rutilancia pero se complementan y hacen su tarea más que aceptablemente.
Los del mediocampo corren, marcan y la pasan bien. Erviti se muestra tal cual es y James Rodríguez es una perla a ritmo de vallenato.
Adelante tiene a una dupla de uruguayos que se busca y se quiere: Silva está en su apogeo goleador y Sebastián Fernández es un rayo oscilante.

Hace 4 fechas, los hinchas del Taladro miraban el fixture y temblaban: Estudiantes, San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, Vélez e Independiente en la Nueva Caldera.
Los perforó a todos: sumó 12 de 12.
Con mucha seriedad, algun brillo y un toque de fortuna: lo que uno desea de un equipo … y de la vida.

Fueron pasando las fechas y Banfield se mantuvo arriba, entonces subieron a escena las voces empañadoras, los cultores del lirismo (encolumnados ahora bajo el infantiloide nombre de tiki tiki), esos que se niegan a aceptar que en este deporte gana el que hace más goles y no el que hace más piruetas. Qué se le va a hacer.

En 1951, Banfield estuvo a 90 minutos de ganar un campeonato y perdió el desempate con Racing por aquel gol atómico de Mario Boyé.
Ahora le faltan 360 minutos, pero está más cerca.
Todos allá por Peña y Arenales viven, respiran, duermen y sueñan pensando en lo mismo.

Y si espiamos un poco, vemos que el sueño en verde y blanco se trata de un puñado de hombres abrazados, exhaustos y felices … a punto de dar la vuelta olímpica en la Bombonera.
¿Será?

Columna en "Autos Continental" (28 noviembre 2009)

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