Hace un par de semanas escuché a un periodista deportivo multimedio decir por televisión que en estos tiempos el prototipo de relator que le gusta a los hinchas más jóvenes no habla como Víctor Hugo, porque los chicos no hablan como Víctor Hugo.
¡¡Con qué claridad este mercachifle de la pantalla dio en la tecla!!
Sin saberlo, nos dio una muestra gratis de la decadencia cultural en la que estamos.
En algunos estamentos, el pensamiento ha sido opacado por la chabacanería.
Ya sabemos que la esencia no se vende en bidones.
La reflexión del periodista tuvo un ciesno es de desprecio, porque quizás inconscientemente estaba defendiendo sus maneras aggiornadas de frases de 50 centavos que se consiguen en cualquier pizzería.
Una imagen de estas nuevas formas pudo apreciarse claramente en una conferencia que dio Riquelme antes del superclásico.
La pregunta fue: Román, ¿qué sentiste al verlo a Palermo con la máscara en el entrenamiento?
El pobre Riquelme salió del brete con una respuesta al paso, pero puso cara de tener que irse. Y lo hubiera hecho, para castigar a la estupidez de cuando en cuando.
Juro que no tiene 5 años el que preguntó.
Pero por suerte, hay malas noticias para estos triunfadores de los medios que pasean por las pantallas del deporte a sus personajes circenses y sus fojas de servicios corrompidas.
La mala noticia para ellos es que, por más esfuerzos que hagan … Gardel será siempre mejor que Palito Ortega.
Aunque esporádicamente Coelho venda más libros que Borges, Borges será siempre infinitamente superior, más bellamente complejo, más beligerante para el pensamiento, más movilizador.
Nos hace mucho mejor Borges que Coelho.
Y nos hace mucho mejor Víctor Hugo que el resto.
Nos queda la preocupación de saber que todas las desgracias políticas por las que ha atravesado nuestro país han deteriorado la formación cultural de muchos de los jóvenes de hoy.
Les han adiestrado el oído para un “tachín-tachín” que no contiene nada.
Las divisiones inferiores de la educación tienen serias falencias y los alumnos de la patria son víctimas de los insensibles de siempre.
Y el acostumbramiento a la pobreza intelectual es letal.
Entonces, vemos con cierto espanto como triunfan los que no deben.
Y ojo que no es una cuestión de buenos o malos.
La batalla es otra: la inteligencia versus la estupidez.
Columna de Marcelo Mármol De Moura en Autos Continental (31 octubre 2009)
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