Debo comenzar diciendo que no era de mi predilección, que no me desvelaba su juego, que más bien lo tenía instalado en ese grupo de futbolistas que transitan su carrera en tercera marcha porque les alcanza con eso.
Pero desde que regresó al fútbol argentino todo lo que hizo fue conmovedor.
Cumplió el sueño imposible: llevar a su equipo del alma a lo más alto a partir de su jerarquía individual y su solidaridad colectiva.
Primero ganando el campeonato argentino y después alzando la Libertadores.
Si hay un héroe futbolístico en los últimos tiempos es él, nadie influye tanto en sus compañeros, nadie saca tanto aceite de las piedras.
Con alegría quiero decir que venció mis prejuicios y que me ganó por goleada.
Y con letras de molde resaltar que es un verdadero crack … el tal Juan Sebastián Verón.
Walter Vargas lo definió con maestría: “Verón no entiende el juego, el juego lo entiende a él”.
Además, Sebastián forma parte de una historia que no se ve todos los días: un crack que es hijo de otro crack.
Porque es justo decir, para que se enteren las nuevas generaciones, que Juan Ramón Verón, la Bruja, fue un extraordinario futbolista, la flor rara de aquel mítico equipo de Zubeldía.
Esta vez, el traslado de genes no dejó nada en el camino.
Una vez le preguntaron al Gordo Troilo sobre su nacimiento y dijo: “Mientras mi madre daba a luz en un cuarto grande de un caserón de la calle Cabrera, mi padre levantó la copa para brindar en el cuarto de al lado y esta estalló en mil pedazos en el mismo momento que se escuchaba mi primer grito… Mire, en verdad yo nací normalmente en el Hospital de Niños, pero si quiere poner eso va a quedar mejor”.
En el momento en que Juan Sebastián Verón llegaba al mundo, su padre estaba jugando un clásico ante Gimnasia. Y en esto no hubo ficción.
Pero volvamos al Verón de hoy, que es el primer trabajador del equipo a pesar de ser el más exquisito. La Brujita riega la cancha con su sudor y su talento. Y esa también es una flor rara.
Hace un tiempito pude ver unos viejos videos del Real Madrid de los 50 y los 60 … y ahí también jugaba Verón.
Arrancaba un poco más adelante en la cancha, llegaba más al gol, pero tenía el mismo despliegue, el mismo genio y la misma claridad.
Sólo que aquel Verón se hacía llamar Alfredo Di Stéfano.
(Columna de Marcelo Mármol De Moura en "Autos Continental", 7 noviembre 2009)
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