martes, 11 de noviembre de 2008

LA VIDA DE MARADONA - capítulo 2

Una historia de cielos e infiernos
CAPITULO 2 (1981-1986)

Allá, donde Quinquela
Los milagros existen. Nadie los puede documentar, pero ocurren.
Son pequeños, tal vez. Imperceptibles. Pero existen y definen situaciones, acomodan destinos.
Esta vez el milagro se cristaliza en forma de don, un don sobrenatural que ese joven de Fiorito, el Pelusa, lleva consigo para asombrar al mundo con sus malabares futbolísticos.
Por supuesto que ese toque de varita encuentra el sitio exacto para alcanzar el efecto celestial: una personalidad fuerte, una mente abierta y un carisma único.
Entonces, el chico de Fiorito, “el Diego”, agarra su varita mágica y empieza a transformar en oro todo lo que toca. El Fiat 600 pasa a ser un Mercedes Benz, la casita de Fiorito deviene en la mansión de Devoto (por la que paga 800.000 dólares), el reloj de dos mangos troca en Rolex, el sandwich y la coca se hacen champagne y caviar...y “el Pelusa” es finalmente, el señor Diego Maradona.
Sus amigos son casi los mismos, pero encuentra nuevos. Algunos de los recién llegados a su vida son viejos sabuesos que lamen la mano del amo cuando olfatean billetes.
Allí empieza a rodearse de cierta gente que lo dañaría.
Pero, indudablemente, es imposible evitarlo.
Con Boca Juniors ya había tenido alguna que otra historia. Una vez, el pintoresco arquero de Boca, Hugo Gatti, había dicho en una entrevista previa al partido ante Argentinos que Maradona era “un gordito”.
El Diego se despacha aquella tarde del 9 de noviembre de 1980, convirtiéndole cuatro golazos al fabuloso golero.
Empieza a poner en práctica algo que utilizaría para siempre: contestar a las irreverencias con goles.

Argentinos Juniors 5 - Boca Juniors 3
Argentinos: Alles; Carabelli, D’Angelo, Franceschini y Domenech; Vidal, D. García y Maradona; Magallanes, Espíndola y Pasculli. DT: Miguel A. López
Boca: Gatti; H.Alves, Sa, Ruggeri (Capurro) y Córdoba; Ribolzi, A.Alves y Zanabria; Coch (Gareca), Randazzo y Coscia. DT: Antonio Rattín
Goles: 20’ (penal), 42’, 48’ y 75’ Maradona (AJ), 23’ Ribolzi (penal) (BJ), 26’ Espíndola (AJ),
32’ Zanabria (BJ) y 84’ Gareca (BJ).
Arbitro: Juan Carlos Loustau


A principios de febrero de 1981 hay dos candidatos en el firmamento de Maradona: Barcelona y River Plate. Pronto se suman el Inter de Milán y Boca Juniors.
Pasadas las 23.30 del jueves 12 de febrero, Próspero Consoli -presidente de Argentinos Juniors- y Martín Benito Noel -presidente de Boca- salen de una reunión que se está realizando en el primer piso de la calle Virrey Cevallos 215.
Allí dice Consoli: “Señores, la parte que corresponde de club a club ha sido cerrada. Maradona puede ser considerado jugador de Boca”.
El pase se haría en 10 millones de dólares (incluyendo la sesión al conjunto de La Paternal de los futbolistas Osvaldo Santos, Carlos Salinas, Carlos Randazzo y Norberto Rotondi -definitivos-, y Mario Zanabria y Miguel Angel Bordón -a préstamo por un año-).
Finalmente termina siendo un préstamo por 4 millones de dólares.
Como simple comparación señalemos que los pases más caros de la historia hasta ese momento, habían sido los de Pelé al Cosmos (5 millones de dólares), Cruyff al Barcelona (3 millones) y Beckembauer al Cosmos (2,5 millones).

Finalmente tiene que irse de Argentinos Juniors. Lo hace tras haber disputado en “Los Bichitos de La Paternal” 166 partidos oficiales y convertido 115 goles. Allí se lo iba a extrañar mucho.

Su paso por Boca es corto, pero inolvidable.
Debuta en un amistoso contra Argentinos donde juega un tiempo para cada equipo, y oficialmente lo hace el domingo 22 de febrero de 1981 contra Talleres de Córdoba (el mismo rival que en su debut en Argentinos), en una Bombonera totalmente colmada.

Boca Juniors 4 - Talleres de Córdoba 1
Boca: Gatti; H.Alves, Acevedo, Mouzo y Córdoba; Trobbiani (A.Alves), Quiróz y Maradona; Escudero, Brindisi y Perotti. DT: Silvio Marzolini
Talleres: Baley; Carabelli (Cucciufo), Luis Galván, Ocaño y Pavón; Hoyos, Aramayo y Valencia; Mosquera (Bravo), Reinaldi y Julio César. DT: Cayetano Rodríguez
Goles: 19’ y 58’ Maradona (BJ) 2 de penal, 33’ y 38’ Brindisi (BJ) y 49’ Reinaldi (T)
Arbitro: Abel Gnecco


“Lo quería el Barcelona/lo quería River Plei /Maradona es de Boca/porque gallina no es”, grita el estadio.

Boca Juniors es la sensación del Metropolitano ‘81 y es el gran candidato a ganar el título. Forman parte de su plantel grandes figuras como Miguel Brindisi, Hugo Gatti, Marcelo Trobbiani, Hugo Perotti, Roberto Mouzo, Oscar Ruggeri, Vicente Pernía, Carlos Morete, Norberto Outes, Jorge Benítez, Carlos Córdoba...dirigidos técnicamente por una vieja gloria del club, Silvio Marzolini.
De la mano de Maradona y Brindisi, Boca se queda con el campeonato disputándolo palmo a palmo con el Ferrocarril Oeste de Carlos Griguol.
El 16 de agosto (última fecha del Metro) en la Bombonera, Boca iguala con Racing Club 1-1 (gol de Diego de penal en el minuto 40) y se consagra campeón luego de sumar 50 puntos (contra 49 de Ferro). Maradona es el tercer goleador del torneo con 17 tantos (7 de ellos de penal) en 28 partidos disputados.
Durante el desarrollo de ese primer campeonato argentino obtenido por Maradona (finalmente el único oficial de su carrera en el país), el fenomenal futbolista deja algunas perlas que adornarían por siempre las vitrinas de este deporte.
El viernes 10 de abril, en una cancha de Boca casi en penumbras, le hace un golazo inolvidable a River.

En Boca juega desde el 22 de febrero hasta el 2 de diciembre de 1981. Disputa 40 partidos oficiales y marca 28 goles.
En la próxima década, el fútbol argentino ya no disfrutará a Maradona en sus canchas. Su último partido es contra Vélez Sarsfield por los cuartos de final del Nacional ‘81.
Boca le gana al equipo de Liniers 2-1 y Diego se va expulsado en el minuto 85 junto a Abel Moralejo, quien lo había perseguido toda la tarde.
Se baja así uno de los primeros telones de su vida.
Boca no lo puede retener, entonces comienzan a aparecer los rumores acerca de los clubes que pueden llevarse al crack. El Arsenal de Inglaterra, la Juventus de Italia y hasta el Cosmos de Nueva York son los posibles destinos del “diez”...hasta que el sábado 29 de mayo de 1982 llega el arreglo entre Boca, Argentinos y el Barcelona de España, uno de los dos o tres clubes más poderosos del planeta fútbol.
Argentinos recibe por la operación 5,9 millones de dólares, Boca recibe 2,3 millones y se pacta un contrato de seis años para Diego por 5,5 millones de dólares.
La luz de Maradona encandila a todos. Para muchos es el futbolista número uno del mundo y para otros un brillantísimo negocio.
Los malabares de la pelota comienzan a ir, más que nunca, de la mano de los billetes.
Es el centro del mundo del fútbol, todos hablan de él.

Antes de debutar con la casaca azulgrana, juega el Mundial de España ‘82 para la Selección Argentina, y otra vez de la mano de César Menotti, vive una decepción.
En España se produce el debut mundialista de Maradona, que forma parte de un plantel integrado por muchos campeones del mundo del ‘78 y algunas figuras de la Selección campeona juvenil en Tokio.
Ese equipo es, tal vez, el que mayores figuras concentra en la historia del fútbol criollo en los Campeonatos Mundiales.

Selección Argentina en el Mundial España ‘82
1- Osvaldo Ardiles, 2- Héctor Baley, 3- Juan Barbas, 4- Daniel Bertoni, 5- Gabriel Calderón, 6- Ramón Díaz, 7- Ubaldo Fillol, 8- Luis Galván, 9- Américo Gallego, 10- Diego Maradona, 11- Mario Kempes, 12- Patricio Hernández, 13- Julio Olarticoechea, 14- Jorge Olguín, 15- Daniel Passarella, 16- Nery Pumpido, 17- Santiago Santamaría, 18- Alberto Tarantini, 19- Enzo Trossero, 20- Jorge Valdano, 21- José Valencia y 22- José Van Tuyne.

El debut ocurre la aciaga tarde del 13 de junio, en el Camp Nou de Barcelona. La Selección Argentina inaugura oficialmente la Copa del Mundo perdiendo impensadamente con Bélgica 1-0, y Maradona, que juega solamente regular, deja para el recuerdo de ese debut un tiro libre en el travesaño.

Argentina 0 - Bélgica 1
Argentina: Fillol; Olguín, L. Galván, Passarella y Tarantini; Ardiles, Gallego y Maradona; Bertoni, R. Díaz (Valdano) y Kempes. DT: Menotti
Bélgica: Pfaff; Gerets, De Schrijver, Millecamps y Baecke; Van der Missen, Vercauteren y Coeck; Ceulemans, Van der Bergh y Czerniatynski. DT: Thys
Gol: 63’ Van der Bergh
Arbitro: Vojtech Christov (Checoslovaquia)

El 18 de junio convierte su primer gol mundialista (golazo, rematando al primer palo del arquero Meszaros) contra Hungría. Argentina gana 4-1, con dos goles de Diego.
Luego, la Selección de Menotti vence 2-0 a El Salvador y se clasifica para la segunda ronda, donde debe enfrentar a Brasil e Italia.
El 29 de junio, Italia vence a los campeones del mundo 2-1, con una recordada, insoportable y antireglamentaria marca de Claudio Gentile sobre Diego. Unos días después, Brasil elimina a Argentina derrotándola 3-1. En ese encuentro contra los brasileros, Maradona se retira del campo en el minuto 84, expulsado por un “planchazo” contra el jugador Batista. Le han ordenado responder a la violencia con más violencia.
Es el 2 de julio de 1982.
Ruidos extraños e incomprensibles retumban sobre unas pequeñas islas y unas desdichadas almas en el Atlántico Sur.

Los 10 millones de dólares que el Barcelona paga por su pase lo hacen tapa de todas las revistas del mundo. Ya es “el chico 10”.
Debuta en la Liga Española el sábado 4 de septiembre en el estadio Luis Casanovas, donde el Valencia de Mario Kempes (rival de Diego en el ‘81 cuando “el Matador” jugaba para River) vence a los azulgranas 2-1. Igualmente, Maradona es el que abre el marcador con un gol suyo en el minuto 20.

Valencia 2 - Barcelona 1
Barcelona: Artola; Gerardo, Miguel, Alesanco y Manolo; Schuster, Víctor y Urbano (M.A. Alonso); Marcos, Maradona y Quini. DT: Udo Lattek

El 27 de noviembre, en el Santiago Bernabeu, juega su primer derby “Real-Barça”. Allí, como en todas las grandes paradas, aparece el gran Maradona. El Barcelona le gana de visita 2-0 (Esteban y Quini) al Madrid dirigido por Alfredo Di Stéfano, otro rival de Diego en el ‘81 pues era el entrenador de River en ese entonces.

Menotti (otra vez Menotti) llega para ser el entrenador del Barça, y Diego sufre otras dos circunstancias adversas para su carrera.
A fines del ‘82 contrae hepatitis y está cuatro meses ausente de las canchas. El 24 de Septiembre de 1983 sufre la lesión más grave de su vida cuando en un cotejo contra el Atlético de Bilbao, el vasco Andoni Goikoetxea le fractura el maléolo externo y le rompe el ligamento del tobillo izquierdo.
Reaparece 106 días después en el Camp Nou (estadio del Barcelona) ante el Sevilla, y convierte dos goles.

Deja el Barcelona el 30 de junio de 1984 (sin haber conseguido ganar la Liga) cuando es transferido al Nápoli de Italia, en 8 millones de dólares. En el conjunto catalán juega 58 partidos y convierte 38 goles (36 partidos con 22 goles en la Liga) y gana la Copa del Rey 82/83, la Supercopa Española 82/83 y la Copa de la Liga de España 82/83.

Con su alejamiento de Barcelona y su llegada a Nápoles, da inicio la parte más luminosa de su obra. Ahora el mundo verá en acción al mejor jugador de fútbol de todas las épocas.


Ver Nápoles, despues morir
La llegada de Diego Maradona a Nápoles es inaudita.
El 5 de julio de 1984 es recibido en el Estadio San Paolo por 60.000 simpatizantes, sólo para su presentación formal.
El Nápoli siempre fue un equipo chico de Italia, que durante su historia se contentó con sólo evitar el descenso y habitar, de ser posible, en la mitad de la tabla.
Unicamente se le recordaban buenas performances décadas atrás, bajo la batuta futbolística de otro jugador argentino, Enrique Omar Sívori.
La llegada del astro, con su figura un tanto venida a menos tras su opaco transcurrir por el Barcelona, genera un descontrol eufórico en esa ciudad tan necesitada de alegrías y tan predispuesta a la rápida ilusión.
En verdad, las esperanzas no son infundadas, pues va a jugar en el Nápoli quien es, a pesar de todo, el mejor jugador del mundo.
Realiza su presentación en el Nápoli en un partido amistoso disputado en el San Paolo ante River Plate de Argentina, el domingo 19 de agosto de 1984. Asisten 85 mil personas para ver “al Diego”.
El debut oficial se produce por la Copa Italia contra la Fiorentina de Daniel Passarella, Claudio Gentile y el brasileño Sócrates, el 9 de septiembre ante 81.471 espectadores que colman el estadio napolitano y dejan más de 580 mil dólares de recaudación.
Empatan 1-1 y la euforia que despierta Maradona no sabe de límites.

Finalmente, llega el esperado debut, el de la Liga. Es en la ciudad de Verona (la de Romeo y Julieta) y el equipo local vence al Nápoli 3-1, el 16 de septiembre con goles de Briegel, Galderisi y Di Gennaro para el equipo veronés, y Daniel Bertoni para los de Maradona.

Verona 3 - Nápoli 1
Nápoli: Castellini; Celestini, Bruscolotti, De Becchi y Boldini; Bagni, Ferrario, Dal Fiume y Maradona; Bertoni y Penzo.

El Nápoli termina ese torneo en el octavo puesto. En la siguiente temporada (85/86) arriba tercero y la gloria esperada llega en la temporada 86/87.
Antes, Diego juega el Mundial de México.


Dios de las alturasTras la frustración del Mundial de España, asume como director técnico de la selección albiceleste, Carlos Bilardo, y lo primero que hace es nombrar capitán y único jugador indispensable en su equipo al muchacho de Fiorito.
Para acceder a jugar el Mundial de México, el seleccionado argentino debe enfrentar la serie eliminatoria contra Venezuela, Perú y Colombia.
El 23 de junio de 1985, en el Estadio Nacional de Lima juegan Perú y Argentina, y ese día ingresa en la historia un oscuro futbolista peruano llamado Luis Reyna, que realiza una marcación tipo “estampilla” nunca vista sobre el 10 albiceleste. Lo sigue hasta cuando Diego sale del campo para refrescarse. Lo mata a patadas y logra, con la inestimable ayuda del árbitro Arce Silva de Chile, anular al crack.

La selección de Bilardo enfrenta el domingo 30 de junio en el Monumental el último partido de la serie, justamente en la revancha contra Perú. Con sólo empatar, Argentina clasifica, pero a falta de 10 minutos para el final pierde 2-1. Aquella patriada de Daniel Passarella y el gol de Ricardo Gareca depositan a Argentina angustiosamente en el Mundial ‘86.
La Selección es duramente castigada por la prensa y el público argentino, y ante un total descreimiento, viaja a México para jugar el torneo.
En el debut, el 2 de junio, vence a Corea del Sur 3-1 (dos goles de Valdano y uno de Ruggeri). Luego empata 1-1 con Italia (golazo de Maradona) y finaliza la primera ronda ganándole a Bulgaria 2-0 (Valdano y Burruchaga).
En octavos de final, la Selección que para algunos no iba a superar la primera etapa, derrota a Uruguay 1-0 (Pasculli) y en los cuartos se cruza en su camino el seleccionado de Inglaterra.
Ese 22 de junio de 1986, Diego Maradona alcanza la inmortalidad. Tras convertirle un gol con la mano a Shilton en el minuto 51, llega su obra cumbre.
El gol más maravilloso de todos los tiempos.
Víctor Hugo Morales, emociona a todo un país aquella tarde...

“Enrique engancha. Va a tocar para Diego...ahí la tiene Maradona, lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga. Siempre Maradona. ¡Genio! ¡genio! ¡genio!
tá-tá-tá-tá-tá-tá gooooooooooooooolllll!!! goooooooooooooooollll!!!
¡Quiero llorar!, Dios santo, ¡viva el fútbol! ¡golaaazo! ¡diegol! ¡Maradona!
es para llorar, perdonenmé... ¡Maradona!, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos. ¡Barrilete cósmico!, ¿de qué planeta viniste? ... para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina. Argentina dos, Inglaterra cero. ¡Diegol! Diego Armando Maradona.
Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas... por este Argentina dos, Inglaterra cero”.

Ese gol recorre mil veces el mundo.

“Esas jugadas son tan hermosas que nunca salen, siempre hay un pie que las arruina, siempre hay un tiro afuera que estropea todo...porque el mundo es así, el mundo no es perfecto, está lleno de cosas que pudieron ser. Y ese gol, era el gol soñado que fue”.
(Alejandro Dolina, escritor argentino)

“Lo curioso es que en la ducha, cuando Diego todavía no había visto el gol por televisión, se me acerca y me dice: durante toda la jugada estuve buscando un espacio para meterte la pelota a vos que venías en el segundo palo y si yo hubiera encontrado el hueco te hubiera dejado sin arquero y era gol tuyo, y no hubiera sido tan complicada la jugada. Eso ya me terminó de ofender, porque que además me haya visto a mí cuando la jugada tenía tanta complejidad y él de lo único que parecía tener tiempo era de resolver los problemas urgentes que se le presentaban, me disminuyó mucho como futbolista. Me pareció algo extra humano”.
(Jorge Valdano)


Marcelo Mármol De Moura

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