miércoles, 3 de septiembre de 2008

BERTONI, EL PRIVILEGIADO

No está mal jugar con Bochini, Maradona, Alonso, Antognoli, Kempes...
Eso le ocurrió a Ricardo Daniel Bertoni, que fue uno de los grandes delanteros de nuestro fútbol y tuvo otro halago del que pocos pueden disfrutar: marcó un gol en la final de un Mundial.
Con él hablamos de su vida, del fútbol y de otras yerbas.

- ¿Cómo fue esa hazaña del 25 de enero de 1978, cuando Independiente se consagró campeón en Córdoba con tres jugadores menos?
- Yo venía de una lesión y retorné justo para esa final, donde tuve la suerte de hacer una pared con Bochini y Biondi que terminó en gol y pudimos ser campeones jugando con tres jugadores menos. Fue una hazaña verdaderamente.

- ¿Cómo fue tu experiencia europea?- Para mi fue muy lindo. Primero estuve en España dos años y después siete años en Italia. Creo que dejé un buen recuerdo como persona y como jugador de fútbol, eso es lo más importante, ser ídolo adentro y afuera de la cancha.
Pude allí vivir una vida de primer mundo. Los que hemos viajado sabemos lo que es vivir en el primer mundo. A veces dicen que acá vivimos en el primer mundo, pero lamentablemente tengo que decir que estamos a muchos años luz de los países europeos. Aprendí muchas cosas de la vida y culturalmente también crecí.

- Vos estuviste en Nápoli con Diego. ¿Cómo fue toda esa historia que terminó en leyenda?- Nápoles es una ciudad que tiene un modo de vivir muy parecido al de los argentinos. Allá viven el fútbol toda la semana. Muchos no tienen para vivir o para comer, pero van a la cancha igual.
El primer campeonato que estuvimos llegamos octavos, llegó Bagni, llegó Diego, llegué yo. El equipo estaba empezando un proceso futbolístico que lo llevaría a campeonar.
El segundo campeonato salimos terceros, peleando el título con la Juventus y el Milan.
Si nuestro técnico hubiese arriesgado un poquito más, yo creo que hubiesemos ganado ese campeonato.
Al año siguiente yo me fui a Udinese, quedó Maradona, hicieron un par de compras y salieron campeones.

- ¿Cómo te llevaste con las tentaciones de la fama?
- La cuestión es no contaminarse tanto, porque a quién no le gusta salir, tener fama, tener su coche, que la gente lo reconozca, que le pidan un autógrafo, tener con las mujeres mayor posibilidad de éxito ...aunque también podés tener tus reveses, porque no necesariamente tenés que gustar. Podés ser muy famoso y muy feo.
Pero el fútbol te da muchas cosas, posibilidad de conocer gente importante. Después vos sos el que tenés que elegir, el que tenés que saber hasta donde llegar.
Se hace difícil poder manejarlo y sobre todo cuando sos chico.

- Repasando tu carrera, observé que jugaste con extraordinarios números 10. ¿Podés dejar algún párrafo de alguno de ellos?- Bochini fue con el que mejor me entendí. Tuve una gran amistad, vivió en mi casa, es un hermano más para mi. El Bocha llegó donde llegó por sus dotes futbolísticas.
Después jugué con Maradona, un gran campeón, uno de los mejores jugadores que existió con Pelé y Cruyff.
Jugué en contra de Platini, jugué con Giancarlo Antognoni, con Kempes, con el Beto Alonso, con Villa, con Valencia.

- No te privaste de nada ...
- No, y ellos tampoco se privaron de mi. (risas)

- ¿Qué te pasó el día que te retiraste?
- El día después es un día difícil. Yo me acuerdo que cuando dejé de jugar, pensaba que era un alivio porque se terminaban las presiones de todos los domingos, porque en el fútbol las alegrías duran poco, las tristezas duran más, es como en la vida.
El día después fue como un relajamiento, pero a los dos o tres años necesité ayuda psicológica para poder salir de un pozo profundo.
Se extrañaba la fama, el abrazo, el vestuario, el aplauso.

Ricardo Daniel Bertoni, el del gol a Holanda en la final del 78.
El mismo que viste y piensa.
Marcelo Mármol De Moura
(Fragmento de la nota realizada en "La Barra de Víctor Hugo" por Radio Continental)


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