LA PELOTA SÍ SE MANCHA

No hay más caminos que uno, el de Javier Cantero.
Lo demás es cháchara, ruido sin nueces, la nada misma.
El único camino honesto es el que transita el presidente de Independiente, porque él es honesto, no tiene muertos en el ropero y entonces puede pelear contra la lacra organizada.
Los demás no pueden, porque no resisten el mínimo archivo.
Solamente se limitan a apoyar de boquilla la gesta más solitaria del mundo.
Lo dice perfectamente mi compañero Matías Canillán: "no apoyen a Cantero, imítenlo".
No pueden. Eso está claro.
Todos están sucios.

Mientras los enfrentamientos de las barras siguen aumentando el número de muertes, mientras la desvergüenza dirigencial nos golpea en la cara, el ser barrabrava se ha convertido ya en una salida laboral muy beneficiosa.
Y el queso para repartir es cada vez mayor. Ya sabemos que las ratas se vuelven locas por el queso.

¿Se podrá terminar con este flagelo?
Es cada vez más difícil. Estos delincuentes no tiemblan ante la idea de ponerle un revólver en la rodilla a Giovanni Moreno y amenazarlo con cortarle la carrera, no le temen a nada porque ellos son los temidos. Han sembrado dos cosas que los hace poderosos: el terror y la impunidad.

Cantero es Don Quijote. Pero la mancha es muy grande para quitarla así nomás.
Hay que ir al hueso. Y no hay quien quiera hacerlo.

El fútbol argentino ya debería estar suspendido, pero los negocios son los negocios. En nombre de ellos todo se oculta, se disimula.
Futbolistas Argentinos Agremiados es capaz de parar el fútbol si hay un jugador en conflicto económico con su club, pero ante el episodio Giovanni Moreno se lavó las manos.

Y así va la historia.
Aquellos que no tenemos poder de decisión en estas cuestiones igual tenemos una tarea para realizar: no olvidarnos quienes son los buenos y quienes son los malos.
No hay nada peor que un malo que se hace pasar por bueno.

Lamentablemente Diego, la pelota si se mancha. Con sangre.