El que jugó ante Portugal es, más que nunca, el equipo de Messi. Pero no solamente porque la intención de Batista sea construir un esquema para que brille Messi, sino porque el propio Lionel se puso verdaderamente el equipo al hombro, quizás por primera vez.Empezó jugando "de nueve" y terminó pidiendo la pelota atrás de la línea central, conduciendo, marcando, trasladando.
Lo que pasa es que al resto todavía le falta y él tiene que transformarse en patrón y sota.
Algo de Di María, un poco del manejo de Banega, casi nada de Lavezzi.
Y atrás, dudas. Dudas en el arquero, dudas en los centrales.
Hay que trabajar mucho, qué novedad. Pero basta con el verso de que estos jugadores no entrenan nunca juntos: hace dos o tres años que la base de la selección es casi la misma, así que esa excusa va quedando en el archivo.
Messi también ganó el marketinero duelo con Cristiano Ronaldo, porque fue el dueño del partido. En cambio el portugués siempre maneja un auto prestado.
En fin.
Argentina ganó otra vez en Europa (lo hizo 6 de las últimas 7 veces) y la experiencia sirvió para darse cuenta de que algo cambió: ahora Messi cree que se puede.
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