viernes, 11 de febrero de 2011

LA REVELACIÓN (cuento de fútbol)

LA REVELACION

Esta historia merece contarse.
Es inaceptable, pero necesita ver la luz.
Todo empezó una noche, luego de perder el habitual partido de fútbol de los miércoles con algunos viejos amigos y un par de eternos enemigos.

Junto a Raúl Pereda abusábamos de esa charla ilusoria de recordar jugadas que ocurrieron minutos atrás y convertirlas en otra cosa distinta de lo que fueron; generalmente se representa allí una ficción donde el autor quiere hacer creer a todos que el tropiezo previo a su gol fue un malabar programado por su talento.

En eso estábamos cuando algo nos encegueció.
Detuve la marcha porque no veía nada. Entonces ocurrió algo inexplicable en palabras: un hombre rarísimo se acercó hasta nosotros y se nos quedó mirando fijo.
Las luces que nos encandilaban eran ahora reflejos dispersos y lejanos.
Detrás de este hombre había algo informe que no pudimos comprender en un principio.

Estuvimos inmóviles unos segundos, al igual que el hombre que nos miraba. De pronto observó hacia el asiento trasero de nuestro vehículo, se aproximó a la ventanilla, metió su brazo por la mínima rendija que ofrecía y nos robó nuestra pelota de fútbol.

Pasaron horas de conjeturas y sospechas. Los días fueron suavizando el terror, pero una noche de esa misma semana, otra vez me acosó la poderosa luz. Una vez más apareció ese misterioso ser. 
Esta vez, se aproximó y me habló:

-          Quiero jugar a la pelota con ustedes. No para ganar ni perder, para jugar.

La idea no estaba muy clara, pero más tarde me llegaron unas instrucciones muy precisas.
Debíamos jugar contra estos seres en siete días, en el estadio de Olimpo de Bahía Blanca.

Juro que no pude desistir. No sé que fuerza absurda me llevó a actuar con lógica en una situación ilógica. Como no tuve una decisión mejor que adoptar, decidí reunir a once jugadores para enfrentar el compromiso.
Avisé a algunos amigos y completamos el equipo con un par de ex futbolistas conocidos: Claudio Filosa que había jugado en Almagro y Marcelo Santín, ex jugador de Victoriano Arenas.
Alquilé un micro y allá fuimos.

Sinceramente, nunca creí que ese partido ocurriese, porque finalmente nunca pensé que todo esto fuera cierto. Pero estábamos en Bahía Blanca.

La hora prefijada en aquel mensaje era rara: las dos de la madrugada.
Con algunos artilugios convencí a los muchachos y allí estaban todos media hora antes del comienzo esperando que alguien viniese a abrir las puertas.

Fue cuando apareció aquella luz cegadora. Todos permanecimos quietos. Una voz perdida en el brillo preguntó: ¿Todo listo?

Sí –respondí.

Diez minutos después estábamos en un estadio iluminado como nunca había visto.
Pero … ¿contra quienes jugaríamos?
La idea de que eran seres extraterrestres ya era una certeza a voces.

Tomé coraje, miré a mis compañeros y ordené: "Pase lo que pase, y vean lo que vean...de aquí nadie se va sin terminar el partido".

Justo en ese momento aparecieron en el campo nuestros rivales.
Fue una imagen colosal.
Cubiertos por unas capas enormes y brillantes, allí estaban nuestros once adversarios.

Cuando empezaron a desprenderse de las capas, lo que vimos nos heló la sangre.
Eran hombres, pero con la piel rara y una velocidad supersónica. Juro haber visto a uno de ellos correr toda la cancha en menos de cinco segundos.

Estos son marcianos –gritó nuestro zaguero central. En serio, no es broma, vámonos.

Para colmo, había uno medio retacón que tenía un dominio de pelota inigualable, la tenía sometida en su empeine izquierdo. Era el único que aún estaba cubierto.
Lo seguí particularmente porque hacía unos malabares extraordinarios...la dominaba con el hombro, con la cabeza, con el taco, la globa se perdía entre sus rulos y aparecía majestuosa en un equilibrio sin igual...

Estaba por iniciarse el partido y mis ojos clavados en el petiso.
Finalmente se sacó la capa y lo que vimos nos heló la sangre aún más...por lo asombroso, por estar delante de una revelación del universo...

Al verlo de frente comprendimos el gran secreto de la historia del fútbol argentino.

2 comentarios:

  1. Maaaaamitaa.... te juro que cada letra que me acercaba al final era directamente proporcional a la cantidad de pelos que se iban parando en los brazos... Cuando el último terminó de pararse, éste le dio la orden al ojo para que dejara salir lo que estaba aguantando... Fantastico. Que lindo haber estado esa noche en Bahía... pensar que yo estoy a 320km.
    Felicitaciones

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  2. Marcelona genial, muy buen cuento. Te cuento que me llamo Matias Rodriguez y tengo 18 años. Este año empiezo a estudiar periodismo deportivo pero no se mucho de la carrera, se que vos sos periodista por lo que me podes ayudar un poco, hay algun mail al que pueda comunicarme con vos para hacerte algunas preguntas nada mas? Voy a estudiar en DeporTEA. Bueno era eso y felicitarte una vez mas por el cuento, cualquier respuesta publicala en mi blog o a mi mail. Un saludo y mucha suerte.

    matiasr.92@hotmail.com

    http://fobal2000.blogspot.com

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