domingo, 19 de diciembre de 2010

OSCAR RINGO BONAVENA ... Treinta y cuatro años de locura

El 25 de septiembre de 1942 nació Oscar Natalio, sexto hijo de la familia que habían constituido Vicente Bonavena y Dominga Grillo.
El primer pesaje de su vida registró en la balanza 3 kilos 950 gramos.

Primero fue el Titi y luego sería para todos Ringo.

En 1958, el Titi se fue hasta el club Huracán para empezar a practicar boxeo.
Su periplo amateur lo recorrió en clubes como Unidos de Pompeya y el propio Huracán, o en algunos combates en la Federación Argentina de Box.
Fue durante 5 años campeón argentino amateur de peso pesado.

El grandote de Parque Patricios avanzaba en el mundo de las piñas a su modo, con su espíritu forjado en el seno de su familia y su casa.
En 1963, Bonavena fue uno de los representantes del boxeo argentino en los Juegos Panamericanos de San Pablo y allí protagonizó una escena fuera de lo común. Había sido derribado dos veces por el norteamericano Lee Carr que le estaba dando una verdadera paliza. De la impotencia, Bonavena le mordió la tetilla y fue inmediatamente descalificado.

Y un día llegó a su vida el profesionalismo.
El debut como pugilista rentado fue en Estados Unidos, hasta en eso era especial. Ocurrió el 3 de enero de 1964 noqueando en el primer round a Ron Hicks.

En abril de 1964, Oscar Natalio se convirtió en Ringo.
En un paseo por el Rockefeller Center, cerca de donde cuatro jóvenes músicos ingleses (llamados los Beatles) filmaban una película, una chica bromeando lo llamó Ringo.
Y le quedó para siempre.
Ese apodo reafirmó aún más el personaje que constantemente montaba.

El 26 de julio de 1965, Bonavena debutó en el Luna Park, lugar en el que primeramente cosechó enconos al por mayor. Sus palabras altisonantes y su actitud soberbia no eran aceptadas, sino más bien rechazadas sin medias tintas.
Para colmo el 4 de septiembre enfrentó al campeón Goyo Peralta en un combate que vendió 25.236 entradas. Nunca más en el Luna se vio algo así.
Y el abucheado Bonavena, ganó aquella pelea.
A partir de allí se le abrió un nuevo mundo.

Empezó a alternar el boxeo con la farándula. Cantó, actuó y se le apareció una encrucijada: el boxeo o la noche.
El día de la primavera de 1966 perdió por puntos ante el ex campeón Joe Frazier, con quien volvió a perder en 1968.
Pero su momento cumbre llegaría el 7 de diciembre de 1970, en Nueva York y ante Cassius Clay, ya conocido como Muhammad Alí.

A partir de Alí, su vida volvió a cambiar. Los 170.000 dólares de la bolsa y la paliza que le dio Clay en el último round lograron que Ringo peleara sólo dos veces en los siguientes dos años.

El año 1976 traería el final de esta historia, allá lejos en Reno, Nevada.
Nombres desconocidos para los argentinos se convirtieron en familiares de pronto: el Mustang Ranch, Joe Conforte, Sally Conforte...
Y el 22 de mayo, Wilard Ross Brymer acabó con la vida de Oscar Natalio Bonavena.

Escribió Rodolfo Braceli  en su libro “Argentinos en la Cornisa”: “Como boxeador era precario, muy limitado técnicamente, todo lo disimulaba con fuerza y viveza. Convertido en una notable agencia de publicidad de sí mismo, llegó a ser casi campeón del mundo: estuvo a dos trompadas de noquear al mitológico Cassius Clay”.

Oscar Bonavena fue asesinado a los 34 años.
Una bala lo encontró en una ciudad perdida y lo dejó tendido para siempre.
Murió su cuerpo, quedó sin dudas su leyenda.



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