
Nunca una tenista argentina había alcanzado tal distinción.
Todo lo que Casabianca insinuó con ese título lo materializó a medias. El mejor ranking de su carrera lo alcanzó en 1982 (puesto 38) y cuatro años después se retiró mitad por una lesión en la rodilla y mitad porque estaba cansada de ese mundo.

El cambio esperado llegó a partir de 1993, cuando se dedicó a la enseñanza de tenis a chicos con síndrome de down.
En 2006, la Cámara de Diputados de la Nación sancionó un proyecto de apoyo al "Programa Integral de Tenis para niñas y niños con o sin discapacidades" dirigido por Casabianca.
“Yo era muy frívola y superficial y en un momento me di cuenta de que vivía en una cápsula de cristal”.
Por suerte, un día los cristales se hicieron añicos.
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