viernes, 26 de noviembre de 2010

BARRILETE CÓSMICO (cuento)

Gabriel Ruiz estaba aún en el colegio secundario cuando ocurrió el Mundial de México. 

Por un raro acercamiento espiritual hacia la hostigada Selección Argentina que dirigía Bilardo, los días del Mundial '86 presentaban en su vida una sola aflicción.
Miraba cada uno de los partidos, observaba rivales, estudiaba posibilidades y hasta llevaba unas estadísticas bastante precisas sobre el juego del equipo celeste y blanco.

Y se rendía ante un encanto que lo dejaba sin parpadear cuando veía jugar a Diego Maradona.
Nada lo alejaba del televisor, el Mundial estaba allí para él.
¡Si hasta cábalas tenía!

Durante el desarrollo del partido entre Argentina y Uruguay, el demonio hizo de las suyas y al televisor de Gabriel se le descompuso el volumen.
Mientras intentaba repararlo a los golpes, Argentina convirtió el único gol del partido.

El siguiente paso fue ante Inglaterra, nada menos. La ley de la cábala lo impuso y el televisor permaneció mudo. Gabriel sólo observaba las imágenes.
Y no le iba mal.

Argentina ganaba uno a cero con una paloma que se había escapado de la mano de Maradona.
Pero tan solo unos minutos después, sucedió el prodigio.
Recordando sus tiempos infantiles cuando anotaba en un cuaderno las formaciones de Boca y River e inventaba una narración ficticia, se puso a contar lo que veía en el televisor para tratar de distraer los nervios y la angustia que le provocaban el episodio.

Entonces dijo con fingida voz de relator:
"Enrique engancha. Va a tocar para Diego...Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Deja el tendal y va a tocar para Burruchaga...".

Su cara empezó a transformarse, la vena del cuello tomó un color verdoso:
"...siempre Maradona...¡Genio! ¡Genio! ¡Genio!... ".

Y el grito atronó en el recinto:

¡¡¡Goooooooooooolll !!!   ¡¡¡Goooooooooooollll!!!  
¡¡Maradona !!, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos...
¡¡Barrilete cósmico!! ¿de qué planeta viniste? para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina...".

Así como Borges nos contó que Pierre Menard había escrito un libro idéntico al Quijote sin haber nunca leído a Cervantes, Gabriel Ruiz relató ese gol sin haber nunca escuchado a Víctor Hugo Morales.

A nuestra sensibilidad, acaso subterránea, le gustaría creer que los acontecimientos extraordinarios están misteriosamente ligados.

Como un gol y su grito.

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