lunes, 13 de septiembre de 2010

VUELVE, VUELVE, PRIMAVERA


Estamos en un mes particularmente esperado.
Septiembre tiene el encanto de su día 21, que la tradición occidental ha convertido en muy especial.
Comienza la primavera y no se puede transitar por otra alternativa que no sea la de organizar un día de camping.

Generalmente, y la tradición nunca falla en estos casos, el Día de la Primavera amanece con algunas nubes que merodean el cielo, y que con el transcurrir de los minutos van tomando un color oscuro y se multiplican incontrolablemente.

Cuando todos ya se mentalizaron a pasar el día de camping sin sol, las primeras gotas de lluvia pasan a adueñarse de una escenografía poco esperada.
Munidos de paraguas y pilotos, los empecinados aventureros igualmente arremeten hacia las quintas, parques, lagos artificiales y campos lejanos, para cumplir con su cometido: festejar el Día de la Primavera.

¿ Qué hora es ?
Una vez arribados al lugar predestinado y sobrellevando estoicamente las inclemencias casi siempre negativas del tiempo, los grupos (generalmente de estudiantes) se disponen a realizar una serie de acontecimientos. Es así que veloz y simultáneamente se efectúan las siguientes actividades:
 Tomar mate con facturas.
 Jugar al fútbol (mujeres incluidas, con el riesgo que eso significa para tibias y peronés).
 Ir a algun lugar cercano a comprar carbón, o en casos de menores recursos, a juntar leña.
 Jugar al truco, chin-chon, escoba de 15, tute cabrero, etc.
 Construir una red de voley casera que nunca se terminará.
 Cantar canciones de moda, o algún tema que sepamos todos.
 Jugar mini torneos de paleta en un asfalto cercano.
 Observar a el/la chico/a que nos gusta para buscar el momento propicio para el acercamiento.
 Contar chistes, anécdotas y vivencias de todo tipo.
 Etc, etc, etc.

Una vez terminadas todas estas actividades y un poco agotado ya de todo, alguien preguntará con cara de ganas de irse, ¿qué hora es?
Cuando el “son las once y cuarto” se hace oír, crudamente se dará cuenta de que habrá que repetir un par de veces más las actividades antes señaladas para arribar a las seis de la tarde.

Más allá de esta visión un tanto apocalíptica, aunque algunas veces real, del Día de la Primavera, cabe señalar también que muchas son las cosas positivas que ocurren o pueden ocurrir en eventos de este tipo.
Son momentos propicios para establecer amistades nuevas, amores nuevos y en definitiva, hacer algo que por estos tiempos cada vez sale más caro: divertirse.

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