miércoles, 10 de diciembre de 2008

LA VIDA DE MARADONA - capítulo 4

Una historia de cielos e infiernos

CAPITULO 4 (1990 – 1993)

Argentina juega con Yugoslavia, y tras empatar define por tiros penales. Allí nace otra leyenda (fugaz, pero leyenda al fin): la de Sergio Goycochea.
Argentina alcanza las semifinales y debe jugar en el San Paolo (la casa de Diego) contra... I-ta-lia.
La selección italiana es la favorita para ganar su propia Copa del Mundo, y en su derrotero hacia la semifinal gana todos sus partidos.
Juegan en Nápoles, el 3 de julio, ante 59.978 espectadores.

Argentina 1 (4) - Italia 1 (3)
Argentina: Goycochea; Simón; Ruggeri y Serrizuela; Calderón (Troglio), Giusti, Basualdo (S. Batista), Olarticoechea y Burruchaga; Caniggia y Maradona. DT: Carlos Bilardo
Italia: Zenga; Bergomi, Ferri, Baresi y Maldini; De Nápoli, De Agostini, Donadoni y Giannini (R. Baggio); Schillaci y Vialli (Serena). DT: Azeglio Vicini
Goles: 17’ Schillaci (I) y 68’ Caniggia (A)
Expulsado: 105’ Giusti (A)
Definición por penales: Para Argentina convirtieron Serrizuela, Burruchaga, Olarticoechea y Maradona. Para Italia convirtieron Baresi, Baggio y De Agostini. Goycochea le atajó los disparos a Donadoni y Serena.
Arbitro: Michel Vautrot (Francia)


Los campeones del mundo disputan su mejor partido del campeonato esa noche, pero se retiran del primer tiempo perdiendo por un gol, convertido por Salvatore Schillaci.
Pero el fuego sagrado de Maradona y compañía logra empatar (otra vez Caniggia) en la segunda etapa, y tras superar a duras penas el alargue (con un jugador menos y el árbitro decididamente en contra) llega a los penales.
Instante supremo. Maradona, que había fallado su remate en la definición contra Yugoslavia, se dirige a ejecutar su penal con “su” San Paolo por primera vez en contra.
No hay renunciamientos. Toque suave a un palo. Gol.
Finalmente, Goycochea se pone las pilchas de héroe atajando dos penales y Argentina es finalista por segunda vez consecutiva de un Mundial.
Los títulos de los diarios reflejan el golpe al corazón recibido por los italianos:

“Italia, nooo, ..en la increíble y maldita noche, Maradona se burló de nosotros”.
(La gazzetta dello sport)

“Fin de un sueño, ,Maradona es un diablo”.
(Tuttosport)

La Italia poderosa llora por única culpa del Diego supremo.
Punto y aparte.
Poco importa que Argentina pierda la final ante Alemania Federal por 1-0 con un gol de Brehme, de penal (vaya paradoja).
Un penal que nunca existió.

Argentina 0 - Alemania Federal 1
8 de julio 1990. Estadio Olímpico de Roma (73.603 espectadores).
Argentina: Goycochea; Simón; Ruggeri (Monzón) y Lorenzo; Basualdo, Serrizuela, Troglio, Sensini y Burruchaga (Calderón); Dezotti y Maradona. DT: Carlos Bilardo
Alemania: Illgner; Augenthaler; Berthold (Reuter), Kohler, Buchwald y Brehme; Littbarski, Hassler y Matthaus; Voller y Klinsmann. DT: Franz Beckembauer
Gol: 85’ Brehme, de penal (AF)
Expulsados: 63’ Monzón y 86’ Dezotti (AR)
Arbitro: Edgardo Codesal (México)

El Diario Excelsior de México (país del árbitro Codesal) titula en letras catástrofe: “Codesal uno - Argentina cero”.
En la ceremonia previa al partido final, mientras se canta el himno nacional argentino, el estadio silba estruendosamente...y Diego contesta.


El 17 de mayo de 1991, el Napoli juega en casa con el modesto Bari, y el control antidóping de Diego Maradona da positivo.
Aunque casi una década después se descubrirían irregularidades en ese control, el 8 de abril el muchacho de Fiorito es suspendido por 15 meses para la práctica activa del fútbol.
Así acaba su vida en Nápoles, así se le abren las puertas del infierno. Abandona Italia y se recluye en la Argentina. Está pasando el peor momento de su existencia.


Paseando por los sótanos
El regreso de Maradona al país y su reaparición pública en “La Bombonera” para ver un partido de Boca Juniors, empiezan a cerrar una pesquisa que la policía de Buenos Aires teje sobre el ídolo.
El viernes 26 de abril, en el primer piso A del edificio de la calle Franklin 896, en el barrio de Caballito, la destrucción de Maradona da comienzo.
Veintitrés policías se apuestan en la puerta del edificio. Seis de ellos pasadas las 15.30 hs. deshacen a patadas la puerta del departamento. En el living, un correntino amigo de Maradona conversa con una mujer policía (desconociendo su verdadera identidad). Tras el ingreso feroz del comando, es apresado, no sin antes intentar desprenderse de la cocaína que tiene encima.
El jefe del operativo se dirige a la habitación y encuentra a Maradona y a su otro amigo correntino sobre una cama de dos plazas.
Es imposible volver atrás. En la calle ya hay más de 300 personas y hasta el móvil de una emisora de radio apostados frente al edificio.
Adentro, el infierno toma calor.
Al terminar las pericias, los policías hacen un intento por conducir a Maradona a un patrullero estacionado sobre la calle Franklin. La multitud lo impide.
Finalmente, casi a las 18 hs. introducen a Diego en un Ford Falcon gris e inician el camino hacia el Departamento Técnico de Narcóticos.
Antes de salir detenido del departamento, Maradona le dice al jefe del operativo:
“Loco, te pido un favor. No me tapes cuando salgamos. Sacáme con la caripela como estoy. Ya estoy jugado, no tengo dramas”.

El mundo se conmueve con la noticia. Maradona preso por drogas.
Los que lo odian desde siempre, degustan su banquete delante de las cámaras de televisión.
Los que lo esperaban agazapados, hablan de moralidad y buenas costumbres. Algunos de los que se enriquecieron de su mano, se convierten en buitres.

Poco más de dos meses después, Maradona juega al fútbol en público por primera vez después de la suspensión. Lo hace para el Club Parque y su equipo gana 11-2 y se consagra campeón metropolitano de fútbol sala.
Falta mucho tiempo, pero en el aire flota la idea de que Maradona va a volver al fútbol profesional para seguir fabricando su maravillosa historia. Una historia que se encuentra anclada en tres puntos suspensivos.
Tras el dóping concluye su etapa napolitana. Ya nunca más jugará con la casaca celeste del Nápoli.
En ese casi despreciado lugar de Italia se lo amará por siempre.

“Los hinchas napolitanos me han amado todavía más que los argentinos. Fueron apasionados, incondicionales...pero después del Mundial de 1990 entendí que ya no tenía nada que hacer en ese país.
Me sentí mal y recibí muchos ataques injustos. En Italia mucha gente me quería destruir y sólo los napolitanos intentaron defenderme”, dice Diego tiempo después.

El 15 de abril de 1992, aquel rumor de la vuelta de Maradona al fútbol empieza a salir del cascarón. Con la suspensión aún pendiendo sobre su carrera participa de un encuentro a beneficio de la viuda y el hijo del fallecido futbolista Juan Gilberto Funes. El encuentro se disputa en la cancha de Vélez Sarsfield y la FIFA amenaza con suspender a los jugadores que actúan en ese partido, pero luego descarta la medida.
Faltan todavía más de dos meses para que se extinga la maldita suspensión.

Es tiempo para que todos hablen de Maradona.

“Maradona fue el mejor jugador argentino de todos los tiempos, porque nunca hubo nadie que tuviera todo: increíble talento, corazón, condiciones de líder y ganas de ganar. Unico”.
(Carlos Griguol, director técnico argentino)

“Maradona fue el número uno, el más grande. Desde mi punto de vista el más grande de todos los tiempos, más que Pelé inclusive. Con eso lo digo todo”. (Osvaldo Ardiles, campeón del mundo 1978)

“La poesía en el fútbol es el recuerdo que tengo de Diego. también pues, la capacidad de generar amores y odios, sencillamente porque Diego habla y dice las cosas que piensa, lo que le ha generado profundas animadversiones, con independencia de otros conflictos personales que haya podido tener. Y aquí yo me remitiría a los libros sagrados que dicen aquello de que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Lo que pasa es que aquí apedrea con facilidad gente cargada de pecados, creo que con muy poca vergüenza”.
(Joan Manuel Serrat)

“En casa tengo un árbol que se llama el Maradona. Lo planté el día en que les hizo los dos goles a los ingleses. Cada vez que nos vemos con Diego, me pregunta como está el árbol”.
(Antonio Carrizo, conductor de radio y televisión)


El, que se fue a SevillaTras muchas idas y vueltas, y con 88 días de interminables negociaciones de por medio, se oficializa el regreso al fútbol de Diego Maradona.

Las arduas reuniones que mantienen Marcos Franchi y Corrado Ferlaino llegan a un final feliz y el astro del fútbol firma para el Sevilla de España.
El 22 de septiembre se anuncia su transferencia del Nápoli al Sevilla, por 7,5 millones de dólares, y dos días después es presentado al plantel que conduce un viejo conocido suyo: Carlos Bilardo.
El 28 de septiembre juega su primer partido en un amistoso ante el Bayern Munich de Alemania, que el Sevilla gana 3-1.

Finalmente, y después de más de quinientos días sin jugar un partido oficial, debuta en el Sevilla el 4 de octubre en el partido que el equipo de Bilardo pierde 2-1 en Bilbao contra el Atlético. Diego se retira lesionado a los 27 minutos del segundo tiempo.

Atlético de Bilbao 2 - Sevilla 1
4 octubre 1992. Estadio San Mamés (Bilbao)
Sevilla: Unzué; Diego Rodríguez, Martagón, Prieto y Rafa Paz; Marcos (Miguelo), Bango, Diego Simeone y Maradona (72’ Cortijo); Conte y Monchu. DT: Bilardo
Gol del Sevilla: Marcos

Maradona no es el mismo. Tanto tiempo sin fútbol lo ha dañado y su estado físico no es el mejor. Tiene algunos kilos de más y se le notan.
Pese a todo, demuestra sus mágicas condiciones de futbolista en muchos de los 26 partidos que juega oficialmente para el Sevilla, en los que sólo marca 4 goles.

El 13 de enero de 1993, el director técnico de la Selección Argentina, Alfio Basile, lo convoca para sumarse al plantel. Una nueva alegría para el muchacho de Fiorito, a la que se le suma otra más considerable: el 17 de Febrero la AFA lo distingue como el mejor jugador argentino de todos los tiempos.

Su idilio con la camiseta albiceleste se reinicia el 18 de febrero en el partido que la Selección y Brasil igualan 1-1, conmemorando los festejos del centenario de la Asociación del Fútbol Argentino.
Una semana más tarde, vuelve a ponerse la 10 de la Selección para jugar ante Dinamarca en la ciudad de Mar del Plata y por la Copa Artemio Franchi. Tras el 1-1 final, Argentina gana el trofeo por penales. Será el último que ganará Maradona con la Selección Nacional.
Luego de sus vacaciones en Argentina, retorna a España para sumarse al Sevilla, pero la relación con Bilardo toma una inesperada distancia. El 12 de junio mantiene un fuerte entredicho con el técnico (a quien insulta en la cara) que lo reemplaza a en el minuto 53 del partido Sevilla-Burgos.
Es su último encuentro con la casaca blanca.
Una infinidad de peleas con el presidente de la institución, Luis Cuervas, y el inconveniente con Bilardo lo deciden a alejarse definitivamente del fútbol español.
Está visto que España no es para Maradona.


Esperando al mesíasLos grandes hombres de la historia alcanzaron la inmortalidad por ser superiores en las contiendas más adversas, por ser imprescindibles en las situaciones cumbres.
Muchos que hacen de su verba el paradigma de su valentía, son frágiles puestos a actuar. Maradona cumple un nuevo mandato.
No hay quien pueda con este “enano genial” y de su mano la Selección Nacional llega finalmente al Mundial de los Estados Unidos.
Una vez más, aparece él como símbolo de un gran logro. Una vez más, el síndrome Maradona domina al mundo. Una vez más, el “aguijón Maradona” se clava en los costados de los poderosos.
Juega los dos encuentros contra Australia y guía a la Selección de Basile hacia el gran objetivo.
La madrugada del sábado 30 de octubre (día del cumpleaños 33 de Diego) se prolonga en Buenos Aires y en cada rincón de la República Argentina. Nadie duerme, todos esperan la reaparición de Maradona, muy temprano en la mañana del domingo. La expectativa es enorme, es la última chance de llegar al Mundial.
El partido de ida en Sidney finaliza empatado y el miércoles 17 de noviembre Argentina vence 1-0 en el Monumental (gol de Batistuta, gran actuación de Maradona) y consigue la última plaza para USA ‘94.

Marcelo Mármol De Moura

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