sábado, 23 de agosto de 2008

UN DULCE MARTIRIO

No bien terminó el partido entre Argentina y Nigeria por la final olímpica en el "Nido de Pájaro" de Beijing (o Pekín o como quieran llamarla) disfruté de dos sensaciones agradables al mismo tiempo: la medalla dorada del equipo de Batista y la finalización del martirio que fue ese partido.
Y digo martirio por el dolor de ojos, por el sol impiadoso de las doce del mediodía, por esa cancha que luego de competencias de todo tipo está bastante perjudicada.

Es cierto, la final de México '86 también se jugó al mediodía bajo un sol demasiado enojado, pero eso fue bien distinto. Ahí Maradona estaba dentro de la cancha, no en la tribuna.

Muy bien, otra vez campeones olímpicos. Felicitaciones para el fútbol argentino que sabe colgarse estas medallas.
Repasando algunos de los currículums de estos muchachos observamos cosas como ...

Agüero: bicampeón mundial juvenil, campeón olímpico.
Mascherano: bicampeón olímpico.
Messi: campeón mundial juvenil, campeón olímpico y campeón con el Barcelona.
Gago: lo mismo que Messi, pero en vez de ser campeón con el Barcelona lo fue con el Real Madrid y con Boca.
Riquelme: campeón olímpico, mundial juvenil, de la Libertadores tres veces, de la Intercontinental ...
Sólo les falta el título mundial de mayores.

Y ya que estamos con estas reflexiones olímpicas, una más que nace de la inteligencia de Alejandro Dolina.

Harto de escuchar a periodistas y competidores defenestrar a los funcionarios porque no le dan dinero suficiente para competir con mejores resultados en los Juegos Olímpicos, pregunto si este país necesita una política deportiva que le de chances a muchos para que hagan más saludable su vida y puedan escapar, por ejemplo, de la calle o si esa política debe enfocarse a perfeccionar a un lanzador de jabalina que pueda ganarle a los rusos.


A mi no me quedan dudas.


Marcelo Mármol De Moura


No hay comentarios:

Publicar un comentario