Por supuesto que “el Che” Guevara está en los trapos de todos los estadios del mundo por otras razones bien distintas a las que vamos a citar aquí.
Es verdad que muchos grandes deportistas que lo llevan tatuado en su cuerpo, lo idolatran por otros aspectos de su vida.
Pero será interesante recorrer un camino colmado de episodios increíbles, el camino que nos mostrará la fuerte ligazón entre Ernesto Guevara de la Serna y el deporte.
Ernesto se acercará al deporte por su pasión hacia el ajedrez, su inicial participación en el rugby, y sus prácticas esporádicas de atletismo, ciclismo, alpinismo, natación, fútbol, golf y béisbol.

ESTA ES LA HISTORIAEn 1939, cuando Ernesto tiene 11 años, aparece el primer contacto importante con el deporte, ya que conoce a uno de los mejores ajedrecistas de la época: el maestro cubano Capablanca.
Tres años después, se incorpora al equipo de rugby Estudiantes de Córdoba, donde a pesar de su asma infranqueable sorprende a todos.
Corría la cancha aullando: "Apártense, ahí va el Furibundo Serna".
"Fuser" será luego su primer apodo.
Pero el ajedrez es su debilidad. Años más tarde, compite en torneos interfacultades representando a la de Medicina y hasta llega a jugar simultáneas con Miguel Najdorf en el Hotel Provincial de Mar del Plata. Por supuesto, Ernesto pierde.
Pero el rugby también le interesa, y conjuga su facilidad para escribir y la pasión por este deporte para convertirse en editor y cronista de una revista llamada Tackle, en la que firma con un seudónimo achinado: Chang-Cho.
Ya en 1949, participa de una olimpíada universitaria en Tucumán. Se anota en atletismo y ajedrez, e inesperadamente compite en salto con garrocha, logrando una marca de 2 metros con 80 centímetros.

Llega entonces el conocido raíd a bordo de una bicicleta con motor. Antes de partir se saca una foto que luego se publicaría en un aviso de la revista El Gráfico:
"El estudiante de medicina argentino Ernesto Guevara de la Serna en su bicicleta con motor Cucciolo, ha recorrido con ella toda la república".
Y Ernesto sigue buscando desafíos.
Va a visitar a su hermana a Los Chorrillos y aprovecha para practicar alpinismo.
Luego escribe: "Ahí aprendí la ley primera del alpinismo. Es más fácil subir que bajar".Aprovecha el paisaje y la naturaleza y práctica clavados en unas ollas cercanas.
¿Más desafíos? Sí, por supuesto.
A los 24 años se da un gran gusto y cruza a nado el Río Amazonas, ni más ni menos.
Nada de cornalitos para la sartén de Ernesto. O tiburones o nada.
La aventura por América junto a su amigo Granado ya estaba en marcha.
Y en medio de esa historia disparatada, de pronto y sin más vueltas, son contratados como directores técnicos del Independiente Sporting de Leticia, en Colombia.
Ernesto, además juega de arquero, y en la definición por penales de un torneo relámpago ataja uno pero sus compañeros no meten ninguno.
Le escribiría a sus familiares: "Me atajé un penal que va a quedar para la historia de Leticia".En medio de la travesía colombiana se entrevista con Alfredo Di Stéfano, luego de un partido entre Millonarios y el Real Madrid. Alfredo le regala un mate y unas entradas para ver otro encuentro.
La vida de Ernesto avanza y ya está ingresando en otros terrenos. Se despiertan en él unas necesidades distintas.
Su periplo deportivo también incluye la cobertura de los Juegos Panamericanos de México en 1955 para la Agencia Latina de Noticias, donde es redactor, fotógrafo y cicerone de los periodistas que llegaban desde América del Sur.
En el ‘55 hacemos un punto para separar esta historia.
Sus próximas vinculaciones con el deporte serán después de la revolución y siendo ya definitivamente “el Che” Guevara.
En 1962, juega al golf en Cuba en el club de las Colinas de Villarreal contra Fidel Castro y un tercero. Les gana, no por algo había sido caddie en Alta Gracia cuando era chico.
En 1964 juega al béisbol en Santa María del Mar con el equipo de Fidel, como segunda base, hecho que le deparará el comentario de Eduardo Galeano: "Traidor, has cambiado al fútbol por el béisbol".
Y por siempre, en medio de cualquier monte, o alejado de cualquier ruido, el ajedrez está junto a él.
Llega a jugar simultáneas con grandes maestros obteniendo tablas con Mijail Tal.
Logra descifrar enigmas importantes de esta disciplina y hasta crea una apertura con su nombre.
El Che Guevara trascendió los tiempos y hoy su cara está en miles de banderas en los estadios del mundo y tatuada en los cuerpos de deportistas ilustres.
Una cara y esas tres letras inmortales.
Es verdad que muchos grandes deportistas que lo llevan tatuado en su cuerpo, lo idolatran por otros aspectos de su vida.
Pero será interesante recorrer un camino colmado de episodios increíbles, el camino que nos mostrará la fuerte ligazón entre Ernesto Guevara de la Serna y el deporte.
Ernesto se acercará al deporte por su pasión hacia el ajedrez, su inicial participación en el rugby, y sus prácticas esporádicas de atletismo, ciclismo, alpinismo, natación, fútbol, golf y béisbol.

ESTA ES LA HISTORIAEn 1939, cuando Ernesto tiene 11 años, aparece el primer contacto importante con el deporte, ya que conoce a uno de los mejores ajedrecistas de la época: el maestro cubano Capablanca.
Tres años después, se incorpora al equipo de rugby Estudiantes de Córdoba, donde a pesar de su asma infranqueable sorprende a todos.
Corría la cancha aullando: "Apártense, ahí va el Furibundo Serna".
"Fuser" será luego su primer apodo.
Pero el ajedrez es su debilidad. Años más tarde, compite en torneos interfacultades representando a la de Medicina y hasta llega a jugar simultáneas con Miguel Najdorf en el Hotel Provincial de Mar del Plata. Por supuesto, Ernesto pierde.
Pero el rugby también le interesa, y conjuga su facilidad para escribir y la pasión por este deporte para convertirse en editor y cronista de una revista llamada Tackle, en la que firma con un seudónimo achinado: Chang-Cho.
Ya en 1949, participa de una olimpíada universitaria en Tucumán. Se anota en atletismo y ajedrez, e inesperadamente compite en salto con garrocha, logrando una marca de 2 metros con 80 centímetros.

Llega entonces el conocido raíd a bordo de una bicicleta con motor. Antes de partir se saca una foto que luego se publicaría en un aviso de la revista El Gráfico:
"El estudiante de medicina argentino Ernesto Guevara de la Serna en su bicicleta con motor Cucciolo, ha recorrido con ella toda la república".
Y Ernesto sigue buscando desafíos.
Va a visitar a su hermana a Los Chorrillos y aprovecha para practicar alpinismo.
Luego escribe: "Ahí aprendí la ley primera del alpinismo. Es más fácil subir que bajar".Aprovecha el paisaje y la naturaleza y práctica clavados en unas ollas cercanas.
¿Más desafíos? Sí, por supuesto.
A los 24 años se da un gran gusto y cruza a nado el Río Amazonas, ni más ni menos.
Nada de cornalitos para la sartén de Ernesto. O tiburones o nada.
La aventura por América junto a su amigo Granado ya estaba en marcha.
Y en medio de esa historia disparatada, de pronto y sin más vueltas, son contratados como directores técnicos del Independiente Sporting de Leticia, en Colombia.
Ernesto, además juega de arquero, y en la definición por penales de un torneo relámpago ataja uno pero sus compañeros no meten ninguno.
Le escribiría a sus familiares: "Me atajé un penal que va a quedar para la historia de Leticia".En medio de la travesía colombiana se entrevista con Alfredo Di Stéfano, luego de un partido entre Millonarios y el Real Madrid. Alfredo le regala un mate y unas entradas para ver otro encuentro.
La vida de Ernesto avanza y ya está ingresando en otros terrenos. Se despiertan en él unas necesidades distintas.
Su periplo deportivo también incluye la cobertura de los Juegos Panamericanos de México en 1955 para la Agencia Latina de Noticias, donde es redactor, fotógrafo y cicerone de los periodistas que llegaban desde América del Sur.
En el ‘55 hacemos un punto para separar esta historia.
Sus próximas vinculaciones con el deporte serán después de la revolución y siendo ya definitivamente “el Che” Guevara.
En 1962, juega al golf en Cuba en el club de las Colinas de Villarreal contra Fidel Castro y un tercero. Les gana, no por algo había sido caddie en Alta Gracia cuando era chico.
En 1964 juega al béisbol en Santa María del Mar con el equipo de Fidel, como segunda base, hecho que le deparará el comentario de Eduardo Galeano: "Traidor, has cambiado al fútbol por el béisbol".
Y por siempre, en medio de cualquier monte, o alejado de cualquier ruido, el ajedrez está junto a él.
Llega a jugar simultáneas con grandes maestros obteniendo tablas con Mijail Tal.
Logra descifrar enigmas importantes de esta disciplina y hasta crea una apertura con su nombre.
El Che Guevara trascendió los tiempos y hoy su cara está en miles de banderas en los estadios del mundo y tatuada en los cuerpos de deportistas ilustres.
Una cara y esas tres letras inmortales.
Marcelo Mármol De Moura
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