jueves, 2 de mayo de 2013

EL PAÍS DEL BOCA - RIVER


Podríamos dividir al mundo en dos … de cien maneras distintas.
Hombres y mujeres, clásicos y modernos, creyentes y ateos, etc, etc. 

Lo que para la geografía significa la línea del Ecuador, para la filosofía lo representaría, por ejemplo, el yin y el yang, ese pensamiento taoísta chino de los lados opuestos.

El yin es el principio oscuro y se lo identifica con lo clásico, lo apolíneo.
Son ejemplos del yin: la mujer, la tierra, la noche … y River Plate.

El yang es el principio claro. Es lo pasional, lo dionisíaco.
Son ejemplos del yang: el hombre, el aire, el día … y Boca Juniors.

River y Boca, como dice el poeta, no se mezclan.


Nacieron en la misma cuna y conviven desde el principio de los tiempos en ese odioso amor que los une. Porque River y Boca se odian, pero se aman, se potencian.
Boca sería otro sin River … y River no sería el mismo sin Boca.

El 2 de agosto de 1908 se enfrentaron por primera vez en una precaria canchita que Boca tenía en la Dársena Sur.
Es
a página menesterosa estaba iniciando una confrontación sin igual.


En Brasil tienen el Fla-Flu, en España el Real-Barcelona, en Uruguay el Nacional-Peñarol, en Italia el Inter-Milan … pero nosotros somos argentinos y creemos que no hay un clásico en el mundo como un River-Boca.


El clásico rosarino es formidable, el de La Plata es apasionante … pero el superclásico abarca a todo el país. Argentina es el país del Boca-River.

Y esta película azul, amarilla, roja y blanca ha tenido capítulos únicos.
El primer duelo del Profesionalismo terminó mal. A los 30 minutos del segundo tiempo, cuando empataban 1-1, River se retiró del campo en actitud de protesta.

Y así llegó el campeonato que los Millonarios le arruinaron a Boca en el 33, el debut de Rattín, el penal que Roma le atajó a Delem, la trágica tarde de la Puerta 12, el gran debut de Carlos García Cambón haciéndole 4 goles a Fillol, el partidazo de los 9 goles que River ganó 5-4.


Y la aparición de unos pibes llamados JJ, Merlo y Alonso, la final que Boca ganó con una avivada de Suñé, aquel golazo de Diego y el vibrante “que sea, que sea” de Víctor Hugo, el gol de la pelota naranja del Beto Alonso, el 3-0 del equipo de Gallego en la Bombonera...

Y la noche del caño de Riquelme a Yepes, el último partido de Passarella, la vaselina de Ricardo Rojas, el último de Diego … y tantos más.

En un país signado por las antinomias, el River – Boca es la que nunca se extingue.
Es el súper partido, el que vale casi como un campeonato.
Es el duelo del yin y el yang, el sur y el norte, la pasión y la razón, Dioniso contra Apolo.

Así lo inmortalizó Héctor Negro: “El Riachuelo y el Plata podrán mezclar sus aguas allí cerca … pero River y Boca, no se mezclan”.




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