Multiplicar 500 x 6, dividirlo por 1.500 y sumarle 2, es otra.
El proyecto del nuevo campeonato de fútbol es esta última opción, un cúmulo de sumas, restas y multiplicaciones para arribar al mismo sitio.
Pero claro que es más que eso, muchísimo más.
Es un cocktail de dinero, poder, sumisión. Y una exhuberante idea trasnochada y embebida en alcohol.
Es apuntarle al cura y pegarle al campanario.
Hablar de federalismo cuando está por jugarse el torneo más federal de la historia, es tomarnos por tontos.
Espejitos de colores de Meizner y Grondona. Y del gobierno, que como bien dice mi compañero Matías Canillán ha cometido un notorio "error no forzado".
Ningun campeonato serio en el mundo tiene más de 20 equipos.
España, Italia, Alemania, Inglaterra, México, Francia ... busquen el que quieran. Ninguno supera los 20.
Para decirlo de una vez y para siempre: estamos al borde de una locura.
Para la próxima temporada van a ascender 18 equipos, lo que significa que los méritos deportivos se han ido todos a la mismísima basura.
Y aquí viene lo peor. Lo que pocos han pensado.
Dentro de 5, 7, 9 ó 10 años alguien va a decir: "no se puede jugar un campeonato de Primera División con 38 equipos" y vendrá una nueva reestructuración.
¿Cómo harán para hacer descender a 18 equipos?
Las personas se acostumbran a todo. Por eso el anillo de Don Julio dice "todo pasa".
Por eso Batista ya se fue y Sabella ya llegó. Y nadie dijo nada.
Cuando vemos un elefante caminando por la Avenida de Mayo, decimos "¡¡mirá, un elefante!!".
Al otro día vemos dos elefantes ... y decimos "mirá los elefantes".
Al tercer día, ya nos acostumbramos.
Así va el fútbol argentino.
Con los elefantes caminando por las calles y los dinosaurios tomando decisiones.
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