Soren Kierkegaard decía que “el hombre desesperado no hace más que construir castillos en el aire y tomárselas siempre con los molinos de viento”.
Algo de eso hubo en la historia de la bella Marion Jones hasta el día en que se dio cuenta de que el molino de viento era ella.
Nació el 12 de octubre de 1975 en Los Angeles y con sólo 15 años ya empezó a destacarse entre las mejores atletas de su país.
Cuando llegó la lógica meseta en su rendimento se dedicó al básquetbol. Integró el equipo de la Universidad de Carolina del Norte que se consagró campeón nacional.
Su explosión como atleta llegó en 1997 cuando ganó dos medallas de oro en el Mundial de Atenas.
La ratificación de todo su potencial (ya era la mujer más rápida del mundo) llegó en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000.
Allí ganó tres medallas doradas (100 y 200 metros llanos y los relevos 4x400) y dos de bronce. Fue la cara del atletismo en los Juegos.
En 1998 se había casado con el atleta Cottrell Hunter, que luego de la consagración de Marion se vio involucrado en un tema de doping positivo.
Empezaron las sospechas sobre la reina de la velocidad, que pronto se divorció e inició una relación sentimental con el velocista Tim Montgomery, que en 2002 llegó a tener el récord mundial de los 100 metros llanos.
Fue la pareja del año: el hombre y la mujer más rápidos del planeta.
En 2003 nació el hijo de la pareja, llamado igual que su padre.
Meses antes de los Juegos Olímpicos de Atenas, Marion Jones se vio mezclada en un nuevo tema de doping relacionado con la droga llamada THG (Tetrahidrogestrinona).
No se clasificó para las principales pruebas de los Juegos atenienses.
Se divorció de Tim Montgomery a comienzos de 2005, año en el que casi no compitió.
Una pequeña luz brilló a comienzos de 2006, pero en junio apareció otra vez la sombra recurrente del doping.
El secreto a voces que nadie podía descubrir ni castigar dejó de ser secreto a partir de la propia Marion Jones, que en octubre de 2007 se declaró culpable de haberse dopado durante los Juegos Olímpicos de Sidney.
En un acto de nobleza, devolvió las cinco medallas que había conseguido.
Fue suspendida y se le anularon todos los resultados y medallas obtenidas desde septiembre de 2001.
En enero de 2008, un juez de la Corte de Distrito la sentenció a seis meses de prisión y dos años de libertad condicional durante los cuales debería cumplir 800 horas de servicio comunitario.
Al salir del tribunal, Jones dijo: “espero que la gente aprenda de mis errores”.
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