ESTUDIANTES CAMPEÓN

Es un equipo notable, pero un equipo por sobre todas las cosas. Un conjunto de voluntades que van para el mismo sitio, siempre.

Tiene brillos individuales, laburos a destajo de algunos de sus raspadores, pero posee la conciencia colectiva suficiente para sobrellevar el estado de gracia en el que está.

Es el Boca de Bianchi de estos tiempos, que suplanta las lesiones con jugadores sin renombre y que rinden igual y se hacen héroes con los 20 centavos que se les caen de los bolsillos.

Y tiene a Verón. No en su momento más brillante como futbolista, pero sí en su mundo ideal, en ese universo del cual es patrón y es sota.

Verón es el rey y también es el que barre la vereda.
Y si Verón barre la vereda, imaginen lo que hacen Rojo, Iberbia, Mercado o todos los futbolistas de la guía telefónica: Fernández, Sánchez, López, Benítez, Pereyra, González ...

Si un equipo tuvo que quedarse con la gloria de este semestre está bien que haya sido Estudiantes. Pudo ser Vélez, pero esos dos puntos de ventaja le dieron a los muchachos de Sabella una nueva victoria.

Indiscutida. Intachable.

Con su sello, con su estilo. Ese estilo que algunos siguen criticando con un afán enfermo.

Mientras tanto, las caras de la alegria van a presenciar el amanecer más lindo en cada diagonal.