viernes, 17 de diciembre de 2010

BEN JOHNSON ... Conmoción en Seúl

Siempre quedará la duda sobre aquel control antidóping positivo del canadiense en los Juegos de Seúl ‘88.
Y las dudas se expresan, generalmente, mediante interrogantes: ¿Ben Johnson fue el único que corrió aquella final (y otras) dopado? ¿O fue al único que agarraron? ¿Fue una ingenuidad o una locura?

Benjamin Sinclair Johnson nació el 30 de diciembre de 1961 en Jamaica, pero en 1975 emigró con su madre y sus seis hermanos a Canadá.
Cinco años después fue seleccionado por el equipo canadiense para participar de los Juegos de Moscú ’80, pero el boicot de varios países impidió su debut olímpico.

Sí pudo participar de los Juegos de Los Angeles en 1984, donde logró la medalla de bronce en los 100 metros detrás de Carl Lewis y Sam Graddy.
En 1985 pudo ganarle por fin a Carl Lewis en Zurich y en 1986 batió el récord mundial de los 60 metros.
En los siguientes años la balanza del duelo de velocistas se inclinó para el lado de Johnson.
Previo al campeonato del mundo de Roma en 1987, aparecieron las declaraciones cruzadas. Dijo Lewis que “una cosa es hacer buenas marcas y otra distinta ganar campeonatos". Respondió Johnson: “soy el mejor y lo demostraré".
Y Ben Johnson demostró que era el mejor. Ganó esos 100 metros batiendo el récord mundial. Clavó los relojes en 9 segundos 83 centésimas.
Durante una controvertida entrevista para la BBC, Lewis dijo: “Hay medallistas de oro que utilizan drogas, esta carrera se mirará durante muchos años, para buscar más motivos”.
Ben Johnson estaba en la cima deportiva y económica.

Un mes antes de los Juegos de Seúl, Lewis venció a Johnson y vociferó: “Nunca volveré a perder con Johnson”.

El 24 de septiembre de 1988 se disputó la gran carrera de los 100 metros llanos de los Juegos de Seúl.
El mundo entero contempló lo que parecía increíble: Ben Johnson ganó la prueba derrotando a Lewis y marcando un nuevo récord mundial: 9 segundos 79 centésimas.

Tres días más tarde explotó la noticia que recorrió cada centímetro del planeta: en las muestras de orina del canadiense se encontraron restos de stanozolol y fue descalificado, debiendo ceder su medalla dorada a Carl Lewis.
Se anuló el récord mundial y fue suspendido por dos años.

Johnson y otros atletas protestaron alegando que se veían obligados a doparse para estar en igualdad de condiciones con otros que también lo hacían. Aunque Johnson fue el único atleta que dio positivo en el exámen, no es el único que consumió determinadas sustancias prohibidas, ya que años más tarde, se descubrió que Linford Christie también consumía esteroides.

Volvió el 11 de enero de 1991 en Canadá, llegando segundo en una carrera de 50 metros.
El 1 de julio volvió a enfrentarse a Lewis, pero su rendimiento estaba muy por debajo de lo esperado.
Se clasificó para los Juegos Olímpicos de Barcelona en los que no pudo acceder a la final por un resbalón en una partida. Dijo minutos después: “todos los finalistas están dopados”.

El 17 de enero de 1993 compitió en Montreal y su control antidóping presentó exceso de testosterona. Fue suspendido de por vida.
En 1997, Diego Maradona lo contrató como entrenador personal para uno de sus retornos al fútbol.
En abril de 1999, un juez canadiense declaró que hubo errores de proceso en la prohibición de por vida de Johnson y le permitieron apelar.
Volvió en junio, pero a fin de año volvió a dar positivo en un control antidóping por tercera vez en su carrera

Fue el final de Ben Johnson como deportista.
Suena a imposible que una biografía suya pueda tener un significado positivo, porque ya se sabe que la historia la escriben los que ganan … y no son descubiertos por los controles antidóping.

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