CAPITULO 6 (1996 – 2008)
El día del increíble 4-6 ante Racing, hay elecciones presidenciales en Boca Juniors. La dupla Alegre-Heller pierde con quien a partir de diciembre del ‘95 conducirá los destinos de las populosa entidad argentina: el Ing. Mauricio Macri.
Lo primero que hace Macri al asumir la presidencia es nombrar a Carlos Bilardo como DT.
Diego, que quiere seguir en Boca y ser también el entrenador, dice “si viene Bilardo, me voy de Boca”.
Siete días después, la posición de Diego cambia y arregla su continuidad. A principios de 1996, Maradona se transforma en la cara visible de la campaña del gobierno de Carlos Menem “Sol sin drogas”, y habla...
Cuando habla Diego, tiemblan las estructuras. Y ahora, por primera vez, habla en público de la droga.
“Yo la probé en Europa y me enganché, me enganché muy mal. Pasé muy malos momentos, pero lo que quiero que le quede claro a los chicos es que en la droga se entra por entrar, por decir ‘a ver que pasa’, por ser vivo quizás...no sos vivo, no sos vivo”.
Diego estremece...
“Yo estaba en casa, en Libertador, y estaba armando. Escuché pasitos, pero no le dí ni bola. Cuando me golpeó la puerta sentí que se me había muerto alguien. Tiré todo, abrí la puerta, la hice pasar a Dalma: ‘quiero hacer pis, papá’. Me miró, nos miramos, la acosté y me fui a dormir. Ese fue un campanazo terrible”.
“Claudia me ayudó siempre, nunca estuvo de acuerdo. Nunca probó absolutamente nada. Siempre me bancó, tenía cara de orto porque no quería que tomara, pero siempre fue incondicional”.
La llama se enciende otra vez
Comienza el Clausura 95/96.
Debuta el Boca de Bilardo y Maradona. Es el 8 de marzo de 1996 y Boca vence de local en el estadio José Amalfitani a Gimnasia y Esgrima de Jujuy por 4-0 (un gol de Diego de penal).
Tras el buen inicio, el campeonato se presenta favorable. Ya en la sexta fecha, el equipo de Bilardo es el único líder del torneo, y viaja a Rosario para jugar ante Newell´s. Ese 13 de abril empieza una racha inaudita de penales malogrados por Diego Maradona, un gran especialista en esas lides durante toda su trayectoria.
Boca Juniors pierde 1-0, Diego desvía un penal en el minuto 21 y además se retira lesionado un cuarto de hora después.
Por esa lesión está sin jugar algunas fechas, en una de las cuales se desata una catástrofe en la Bombonera flamantemente reinaugurada: el conjunto de Bilardo cae ante Gimnasia y Esgrima de La Plata por 6-0 (tres goles de Guillermo Barros Schelotto y uno del “Beto” Márcico, entre otros).
Maradona vuelve. Vuelve el fútbol para Boca en la décima fecha.
“Gianinna me dijo: “Papá, ¿cuándo vas a volver a jugar como en los videos?”.
Vuelve el Diego y Boca vence a Argentinos Juniors 4-1.
Luego, derrota en su estadio a Belgrano de Córdoba 2-0 (con un golazo de emboquillada del “diez” en el minuto 90) y se ubica a 2 puntos de los líderes Gimnasia y Vélez. Esa tarde, el arquero Labarre le detiene otro penal a Maradona.
Una noche de fútbol inolvidable (por lo triste) para el Boca de Maradona ocurre el domingo 16 de Junio. Boca y Vélez juegan en Liniers.
Transcurridos los primeros minutos del cotejo, Boca gana 1-0 con gol de Caniggia y desarrolla un juego vistoso ante el abrumado Vélez de Carlos Bianchi, hasta que el árbitro Javier Castrilli y su línea Alberto Barrientos se equivocan groseramente y convalidan un gol inexistente de Patricio Camps. Veinte minutos después, aparece en escena el paraguayo Chilavert y le convierte dos goles a Navarro Montoya (uno de tiro libre y otro de penal). Boca estalla en protestas contra Castrilli, que una vez más cumple con su objetivo de convertirse en la figura del espectáculo. El juez, fuera de razón, expulsa a Fabbri, luego a Maradona y finalmente a Mac Allister. Es un caos. Los hinchas de Boca quieren invadir la cancha para hacer justicia por sus propias manos con Castrilli, pero los futbolistas xeneizes (con Diego a la cabeza) evitan la tragedia.
El resultado final es Vélez 5 - Boca 1 y el equipo de Maradona pierde grandes chances de pelear mano a mano por el título.
Luego del gol de penal convertido por el arquero paraguayo, el descontrol y la confusión dominan el ámbito. Castrilli decide expulsar a Maradona y todo el país escucha lo que Diego le dice en la cara al inmutable referí.
El 29 de junio Boca juega en Rosario contra Central (gana 1-0 con gol de Fabbri) y Hernán Castellano le ataja otro penal a Maradona. También desvía un penal para el equipo de Bilardo, Juan Sebastián Verón.
El 14 de julio, la Bombonera se viste de gala, pues juegan el superclásico Boca y River. Otra vez, Maradona vs Francescoli.
Boca, que sigue con la mente puesta en el campeonato aunque está a 3 puntos de Vélez, golea a River 4-1 en una demostración brillante de Caniggia, autor de tres goles.
La victoria xeneize no se opaca por más que Diego no convierta otro penal (el remate da en el palo y del rebote convierte Caniggia).
Llega el paráte por los Juegos Olímpicos de Atlanta y el miércoles 7 de agosto en la reanudación del Clausura, Racing vuelve a amargarle la ilusión al Boca de Diego. Lo vence 1-0 en Avellaneda y en el minuto 87 “Nacho” González le detiene un penal a Maradona (el quinto consecutivo que falla). Maradona se derrumba y juega, sin chances de ser campeón, su último partido contra Estudiantes, en La Plata. Allí se despide.
“Ya lo he decidido. Las razones fueron que mis hijas lloraron después del partido con Racing. Y ningún hincha de Boca, ningún hincha de nadie puede hacer llorar a mis hijas. Por eso me voy”.
Al día siguiente del encuentro con Estudiantes, viaja a Suiza para tratarse de su adicción a las drogas. Luego viaja a Canadá, donde juega un partido junto a su hermano “Lalo” para el Toronto Italia (Diego hace un gol olímpico) y el 29 de septiembre regresa a la Bombonera, al palco esta vez, para ver el Boca 3 - River 2, famoso por aquel “nucazo” de Hugo Romeo Guerra.
Está pasando por una grave crisis de estima, y en los periódicos argentinos del martes 12 de Noviembre sus declaraciones aparecen en tapa:
“Me están empujando a matarme”.
Es parte de la religión
En Buenos Aires, el “caso Coppola” desata una gran explosión mediática que recorre todo el país. Maradona, por supuesto está involucrado. De pronto, la Argentina tiene a nuevos protagonistas en su escenario de “talk show”: Samantha Farjat, Natalia De Negri, el juez Bernasconi, el abogado Cúneo Libarona...
Copolla está tres meses detenido. Esos meses son terribles para Diego, que ha perdido a su mejor amigo.
La presencia de Maradona es también requerida por el cine. Y así como participa de la última película de Luis Sandrini en 1978 (dialoga con el gran actor y su voz está doblada por Raúl Padovani), también tiene apariciones en una película de Jorge Porcel (cuando jugaba en Argentinos) y en la película Héroes (1986). En 1996 protagoniza junto a Alejandro Dolina y Esther Goris, el film “El día que Maradona conoció a Gardel, una fábula de héroes” dirigida por Rodolfo Pagliere.
Diego es parte del arte.
El estigma Maradona invade también a la música. Fito Páez le dedica el tema “Y dale alegría a mi corazón” y Charly García compone más tarde el “Blues Maradona”. En su época italiana, el grupo “Mano Negra” lanza el tema “Santa Maradona”, y más cerca en el tiempo el grupo argentino “Los Piojos” realizan el hit “Maradooo, Maradooo”.
También, los Fabulosos Cadillacs cantan en vivo su tema “Matador”, modificado:
“Mirá Dieguito en que terminaste/por pelear por un mundo mejor.
Santa maradona de los Buenos Aires/si todo estuviera mejor,
Maradooo, Maradooo....”.
Comienza 1997. Llega un nuevo año para Diego Maradona.
Los rumores de una nueva vuelta al fútbol ya rondan las calles del mundo.
La última hoja del calendario
hoja del calendarioEl verano del ‘97 es caliente. Muy caliente.
El presidente de Ecuador (y a su vez del Barcelona de Guayaquil) Abdalá Bucaram, un político tan locuaz como polémico, anuncia a quien quiera escucharlo que va a contratar a Maradona para que juegue en su club, y Diego no descarta la idea. Es más, el acuerdo está a punto de efectivizarse.
Pero Maradona tiene otras intenciones: quiere jugar nuevamente en Boca Juniors, aunque las polémicas con el presidente Macri toman ya ribetes de telenovela con final incierto.
¿Vuelve o no vuelve a Boca?
Primero un “no” definitivo. Después, un “sí” definitorio.
Es tiempo, entonces, de que un nuevo conejo aflore de la galera de su espíritu. De la mano del canadiense Ben Johnson, atleta célebre por haber ganado la final de los 100 metros llanos con récord mundial en los Juegos Olímpicos de Seúl y suspendido a los pocos días tras haber dado positivo su control antidóping, Diego empieza a desandar el doloroso e interminable sendero del eterno retorno.
Completa su preparación en Icho Cruz, Córdoba, junto a un viejo conocido de todos a partir del Mundial ‘94: Daniel Cerrini.
El domingo 13 de julio de 1997 se juega la decimoquinta fecha del Torneo Clausura 96-97, que tiene como líderes a Newell´s de Rosario y River Plate, y a Boca Juniors decorando la mitad de la tabla de posiciones.
Tras el despido de Carlos Bilardo, el conjunto auriazul es dirigido técnicamente por Héctor Veira. Con 11 kilos menos y 336 días sin jugar un partido oficial, vuelve Diego Armando Maradona al fútbol argentino.
Juega contra Racing (al que dirige técnicamente Alfio Basile) y Boca vence 3-2.
Diego participa de este único encuentro ante Racing y se recluye para acometer sobre su último desafío: el Apertura 97/98.
Caniggia también vuelve a Boca, y con él llegan para sumarse al equipo de Maradona, el mexicano Luis “Pájaro” Hernández (goleador de la Copa América, en Bolivia), el peruano Nolberto Solano, los colombianos Oscar Córdoba y Jorge Bermúdez, el delantero Martín Palermo y los mellizos Barros Schelotto.
Boca Juniors se refuerza notablemente para alimentar el sueño postergado del campeonato.
El debut en el torneo se produce el domingo 24 de agosto en la Bombonera ante Argentinos Juniors. Boca gana 4-2 y Maradona vuelve a convertir un gol de penal después de 5 fallados en serie. Ese grito de gol es el número 150 en partidos oficiales en la Argentina.
El sorteo (¿sorteo?) del control antidóping señala la bolilla 10 y Maradona tiene que pasar nuevamente por una prueba decisiva.
Poco días después, se desata el caos...una vez más.
“No se puede creer. Otra vez la pesadilla de Maradona”.
(tapa del diario deportivo Olé del viernes 29 de agosto de 1997)
La tarde anterior, el jefe de prensa de la AFA, Washington Rivera, señala a los medios:
“El frasco correspondiente al análisis antidóping realizado al señor Maradona tras el partido que Boca le ganó a Argentinos Juniors 4-2, arrojó resultado positivo de sustancias prohíbidas por el reglamento”.
En medio de los shows televisivos que se montan en torno al nuevo dóping positivo de Maradona, fluye la sensata opinión del periodista Néstor Ibarra.
“El poder siempre lo utilizó para tapar otras cosas, como estamos tapando hoy con el caso Maradona tantos temas. Nos hemos olvidado de la Convención Constituyente, de la gente que hace horas y horas de cola para buscar el formulario para la jubilación privada o no privada, de Omar Carrasco, de un coronel que mató a Ospital...Maradona tapa todo.
Maradona tiene poder por él mismo, por lo que representa, por su popularidad, por su comunicación con la gente, por la habilidad que Dios le ha dado. Es un hombre poderoso. por eso se enfrenta a los poderosos. Es uno de los pocos poderosos que es capaz de enfrentarse a los que son más poderosos que él”.
Esta nueva explosión transcurre con la rapidez y el vértigo de una película de súper acción, una cronología de hechos que supera la imaginación de todos.
28 de agosto: Cerca de las 20 se informa en la AFA que el antidóping de Diego Maradona en el partido con Argentinos dio positivo. “Dicen que fue cocaína”, comenta Mauricio Macri.
29 de agosto: Diego sigue sin aparecer. Cóppola dice: “Hay un error. Sancionarlo sería como darle una pistola”.
30 de agosto: Diego se recluye toda la noche en un departamento de la calle Posadas. Lo visitan Samantha Farjat y otros amigos. A las 5.30 del domingo vuelve a su casa.
31 de agosto: Coppola y los abogados de Diego comienzan a planear la defensa.
4 de septiembre: La contraprueba confirma el resultado. Diego recibiría entre 16 y 24 meses de suspensión. La defensa de Maradona quiso parar el proceso pero fracasó.
El miércoles 10 septiembre en los matutinos argentinos se puede leer:
“Habilitado. El juez Bonadío ordenó que se levante la sanción a Maradona mientras se investiga el caso. La AFA acata la decisión del juez”.
Producto de otro milagro, ahora legal, Diego vuelve de la muerte.
El domingo 14 de septiembre juega en la Boca contra Newell´s (gana el xeneize 2-1 con un gol de Maradona de penal), el martes 16 es la figura de la cancha contra el Vélez del paraguayo Chilavert (0-0), luego juega ante San Lorenzo (Boca vence 2-1) y el sábado 25 de octubre, tras volver de una lesión, juega el que será el último partido oficial de su carrera.
El estadio Monumental de Nuñez, que fuera testigo de tantos goles antológicos de Maradona, sin saberlo, se apresta a presenciar sus últimos minutos como futbolista.
River Plate y Boca Juniors juegan un clásico que quedará por siempre en la historia como el último partido de Maradona.
Antes de iniciarse el juego, con un gesto de nobleza tan propio de él, se acerca hacia el banco de suplentes de River y estrecha la mano de su rival dialéctico, Ramón Díaz.
Boca vence a River 2-1 y queda como único puntero del campeonato. A Diego (otra vez sale la bolilla 10) le toca nuevamente el control antidóping.
River Plate 1 - Boca Juniors 2
25 de Octubre de 1997. Estadio Monumental (River Plate)
River: Burgos; Hernán Díaz, Celso Ayala, Berizzo y Placente (77’ Sorín); Monserrat (75’ Cardetti), Astrada, Gallardo y Sergio Berti; Rambert (58’ Marcelo Escudero) y Marcelo Salas. DT: Ramón Díaz
Boca: Oscar Córdoba; Vivas (45’ Claudio Caniggia), Bermúdez, Fabbri y Arruabarrena; Toresani, Cagna, Solano y Diego Maradona (45’ Juan Román Riquelme); Martín Palermo y Diego Latorre (80’ Traverso). DT: Héctor Veira
Goles: 40’ Sergio Berti (RP), 47’ Toresani (BJ) y 66’ Palermo (BJ).
Expulsado: 53’ Hernán Díaz (RP)
Arbitro: Horacio Elizondo
Recaudación: $ 1.182.165 (U$S 1,2 millón)
En su regreso a Boca Juniors, tantas veces prometido y finalmente cumplido con creces, lo persiguió la mala fortuna de no poder coronar su campaña con un último título. Jugó en su capítulo “Boca II” 30 partidos y convirtió 7 goles.
Se ha ido el más grande de todos.
Se ha ido para siempre de los estadios el demonio bajito que con su inolvidable magia conmocionó al mundo entero.
El inigualable Maradona ha dicho adiós.
“La noticia no me sorprendió por todo lo que está pasando a su alrededor en estos últimos días, pero me dio mucha tristeza. Se retira el mejor jugador que vi en mi vida”.
(Ubaldo Fillol, arquero campeón del mundo en 1978)
“Siento una profunda tristeza y al mismo tiempo respeto su decisión. Sólo puedo decir que nunca veré a otro jugador como Maradona”.
(Adrián Paenza, periodista argentino)
Durante 7.674 días el fútbol se llamó Diego Maradona.
Se ha retirado el Diego después de jugar entre clubes y selecciones 684 partidos oficiales en los que conquistó 428 goles.
“Jugando al fútbol hice feliz a mucha gente, con eso me basta y sobra”.
Nunca nadie jugó al fútbol como él, ni nadie lo hará. Jamás.
“La gran estrella de todos los tiempos fue Diego Armando Maradona. Diego fue un jugador de toda la cancha, más completo incluso que Pelé. Excelente armador y gran definidor. El brasileño era veloz, concretaba muy bien, pero no tenía la habilidad de Maradona”.
Firmado: Alfredo Di Stéfano.
Adiós maestroEl momento más dramático en la vida de un futbolista es el retiro, ese despedirse irremediablemente del buen dinero, y más aún, la directa consecuencia de volver al anonimato.
La fama a veces molesta, pero cuando se pierden los halagos permanentes, el reconocimiento perpetuo y las muestras de afecto diarias, una sensación de vacío se adueña del alma. Los oídos que se acostumbran a los aplausos le tienen terror al silencio.
Muchos futbolistas prolongan la hora del retiro para que ese momento no llegue nunca, algunos se van y vuelven, y otros buscan la salida en otros callejones: drogas, alcohol, balcones, pistolas...
Es un trance muy duro de asumir, porque esa vida que siempre les fue amable, muestra de pronto que también tiene colmillos para atacar.
El retiro de Maradona angustió más al público que a él mismo. En definitiva, cada entrenamiento y cada partido eran una exigencia muy pesada para su físico tan castigado y con 37 años de uso intensivo.
Lloró, sólo, en los rincones. Pero se quitó una gran carga de encima, o tal vez dos, si agregamos a un periodismo desesperado por una declaración, enfermo por una primicia y emanador continuo de versiones apócrifas.
De un día para el otro, era un ex futbolista.
Otra vez, como tantas.
Y quizás, la idea del eterno retorno fue la que lo mantuvo en paz con sus depresiones. Sabía, que si lo deseaba, podría volver a jugar a los 40 años porque siempre iba a haber un lugar para él.
Eternamente habrá un sitio para Maradona cuando una pelota lo identifique en una cancha de fútbol, porque los grandes amores nunca se olvidan.
Aunque pasen.
Después, que importa del despuésMaradona siguió transitando cielos e infiernos después del retiro como futbolista. Engordó atrozmente, se internó en Cuba, volvió, estuvo a punto de morir, se recuperó, se hizo estrella de la televisión, y siempre con sus frases polémicas e inolvidables.
Volvió al fútbol acercándose a Boca, inventó el showbol, disfrutó de su familia y un día se convirtió en director técnico de la Selección Argentina.
Por si le faltaba algo a esta historia de Hollywood nacida en Fiorito.
Marcelo Mármol De Moura
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